ANHELOS OCULTOS

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—¿Qué fue lo que les pasó? —preguntó Fury cuando entro a la sala.

—Recibimos un ataque... —habló lentamente Juliana.

—Fue un hombre... —lo miró Maritza—No parecía una persona cuerente, parecía...

—¿Inhumano? —interrumpió Wanda a la chica y ella asintió.

Los Vengadores familiares de aquel grupo de agentes se miraron entre sí.

—Vayan a descansar —Fury se acercó a la puerta—Diana, tu quédate.

La ondulada acepto y dejo que todos salieran.

La habitación ya estaba sumida en penumbra, apenas iluminada por la luz tenue de una lámpara de escritorio.

Nick Fury, el legendario director de S.H.I.E.L.D., se encontraba sentado al otro lado de la mesa, con la mirada fija en su hija, Diana Fury. La joven tenía los ojos clavados en él, expectante, sin saber qué esperar.

—Diana —comenzó Nick, su voz grave y cansada—Hay algo que necesito decirte.

Diana se inclinó hacia adelante, apretando los puños. Su madre, Nia Jones, había sido una agente valiente, una mujer que había dado su vida por la causa.

La última vez que la había visto fue cuando era apenas una niña, antes de que Nia partiera en una peligrosa misión para S.H.I.E.L.D. Aquel día, su madre le había prometido que volvería pronto, pero nunca regresó.

Nick siempre había sido evasivo sobre los detalles de su muerte en aquella misión en las profundidades de la base de HYDRA.

—¿Qué es, papá? —preguntó Diana, su corazón latiendo con fuerza.

Nick tomó aire y continuó.

—Hay una posibilidad de que tu madre no esté muerta —las palabras salieron con dificultad—Hace poco, un par de agentes me informaron que la habían visto. En una operación encubierta en una de las bases de HYDRA, Nia estaba allí. Viva.

Diana se quedó sin aliento. Su mente se llenó de imágenes de su madre, de los recuerdos que había guardado celosamente desde que era una niña.

La sonrisa de Nia, su cabello oscuro ondeando al viento mientras luchaba contra los enemigos de la humanidad.

—¿Cómo es posible? —susurró Diana—¿Por qué no nos dijiste nada antes?

Diana no podía creer lo que estaba escuchando. Durante años, había asumido que su madre había muerto en aquella misión. Las lágrimas llenaron sus ojos.

Nick se pasó una mano por la barbilla, mirando a su hija con tristeza.

—Porque no estaba seguro. No quería darte falsas esperanzas. Pero ahora... Ahora creo que debemos investigar más a fondo. Si Nia está viva, necesitamos encontrarla.

Diana asintió, las lágrimas asomando en sus ojos.

—¿Dónde la vieron, papá?

—En una base secreta de HYDRA. Pero no será fácil. HYDRA es astuta y peligrosa. Siempre lo ha sido.

—Entonces estaremos juntos —declaró Diana con determinación—Encontraremos a mamá, cueste lo que cueste.

Nick sonrió, orgulloso de la valentía de su hija.

—Así será.

Diana salió de la oficina sin creer aquella noticia nueva.

Una mujer rubia, con sus ojos azules como el cielo despejado, se paró frente a la imponente puerta de la casa de Bruce Banner.

LA NUEVA ERA [MARVEL]Where stories live. Discover now