💌 | uno ˎˊ˗

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    Tanto omegas como alfas se pegaban a los casilleros con miedo, dejando el centró del pasillo libre para que el profesor de Kendo e historia pasará sin interrupciones.

Roronoa Zoro era un omega poco convencional, era frío y duro, intimidaba a tanto omegas como a alfas con una sola mirada y era tan respetado y aterrorizador que ni las moscas se atrevían a interrumpir con sus zumbidos las clases que él impartia.

Y bueno, Zoro no podía darse el lujo de ser un omega blando, era profesor en una escuela privada repleta de niños con aires de grandeza y la creencia de que eran el centro del universo y por lo tanto debían ser tratados cómo tal. Todos y cada uno de los omegas y alfas que habían intentado pasarse de listos gracias a su estatus social y dinero habían acabado reprobando su materia o siendo humillados en medio de las clases.

Y con los meses, ya todos sabían que no era sabio ni recomendable intentar pasarse de listo con “el demonio Roronoa”.

Nadie hablaba en su clase, nadie interrumpía sus explicaciones ni para saciar sus dudas, nadie se le acercaba y era tal el respeto (y el miedo) que incluso los alumnos hacían hasta lo imposible para no reprobar su asignatura.

—¡Buenos días profe Roronoa-ya!

Claro, pero Trafalgar Law era la excepción.

Trafalgar era un estudiante estrella, el único que se atrevía a tratar como un profesor normal a Roronoa.

Y él único al que Roronoa nunca había reprendido o humillado.

—Buenos días estudiante Trafalgar —respondió con la misma voz seca y neutral.

El alfa le sonrió amistoso.

—¿Cómo descanso, profe? —caminó al lado del mayor, acomodando sus anteojos.

—Estuve reprobando exámenes —negó suspirando.

—Yo lo veo muy animado...

—Por eso mismo —sonrió leve y el ojigris lanzó una carcajada.

—¿Y yo también reprobé, profe Roronoa-ya? —sonrió tímido.

—Eres un presumido, Trafalgar, bien ya sabes que no lo hiciste.

El pelinegro sonrió contento y la campana retumbó por todo el pasillo.

—¡Lo veo luego profe Roronoa-ya! —agitó la mano y corrió a su salón, Zoro correspondió el gesto de forma vaga y continuó caminando hacia el salón que le tocaba.

Al menos, entré tantos niñatos sin materia gris en su cerebro, había uno que valía la pena.

๑✬๑

   Todo el salón se sumió en silencio cuándo el profesor Roronoa Zoro cruzó el umbral de la puerta.

El hombre dejó su maletin y acomodó su camisa, apoyándose en el escritorio y mirando a todos con frialdad.

—Trafalgar Law, al frente —ordenó; el menor sonriente obedeció y fue al lado de su profesor favorito.

—¿Qué necesita, profe?

—Siéntate en mi escritorio y los demás, saquen una hoja.

—¿U-Uh profesor? —levantó la mano tímidamente una omega, Zoro la miró— ¿N-No entregará los exámenes?

—Lo haré luego de que hagan el recuperatorio de el mismo, porque todos, a excepción de Trafalgar Law, reprobaron.

Sonrió, con maldad en sus dulces facciones mientras observaba a sus alumnos palidecer.

𝐨𝐡, 𝐟𝐮𝐜𝐤 › 𝗅𝖺𝗐𝗓𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora