Capítulo 2: Conflicto

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La noche ha caído finalmente en Thurisaz, y los preparativos alrededor del pueblo para el festival del Alba y en el orfanato del pueblo, la directora Liz preparaba a los pequeños para interpretar un canto y alabanza al señor de su pueblo, Thurisaz, para agradecer otro año de protección y enseñanzas.
-Muy bien pequeños, recuerden, llevamos 6 meses practicando y sé que lo harán increíble, todos son niños muy talentosos- sudando nerviosamente. Liz, la directora del orfanato, se asegura de que todos los niños del orfanato se encuentren en la fila para ir al centro del pueblo sin darse cuenta de que 2 niños se encontraban ausentes en ese momento.

Detrás del orfanato, desde el tercer piso, una gran cuerda hecha a base de varias sabanas amarradas descendía lentamente hasta llegar al suelo y de ella comenzaba a bajar Giselle con suma precaución.
-Vamos sabanitas, no me decepcionen- Se decía a sí misma mientras descendía por su improvisada y poco eficiente invención. Antes de llegar al suelo, a tan solo medio piso de distancia, uno de los nudos de las sabanas se suelta dejando caer a Giselle sobre los arbustos del patio de atrás.
-¡AH! - grito Giselle mientras caía -ow... eso dolió...-
Conteniendo las lágrimas, Giselle se levantó para quitarse el polvo. -¿Doni, en donde estás?- Giselle pregunta en voz baja.
-Aquí. Giselle voltea y ve que Doni fue quien detuvo su caída hace unos momentos. -DONI!-
Giselle trata apuradamente de ayudar a Doni a levantarse.
-Sí que llevas mucho equipaje ¿eh?, Me dolió mucho que me cayeras enci... Doni nota como Giselle no lleva ni una mochila consigo.
-¿Y TU EQUIPAJE?
-qué equipaje?
-Como que qué equipaje, el que se supone que llevarías para que viajáramos por el mundo.
-mmm- Giselle mete la mano en su bolsillo - tengo galletas Don, y mi resortera-
Doni, ligeramente molesto, toma a Giselle de la mano y comienzan a caminar. -Tienes suerte de que traiga ropa extra y comida de más Gissy- 
-¿Pero por qué te preocupas de eso?, cuando lleguemos a otro pueblo compramos comida y vemos en donde dormir-
-amo tu inocencia- replico Doni con la mayor paciencia que sus 10 años de vida podían concederle.

Pasan alrededor de 5 minutos caminando, Doni dirigía el frente previniendo a Giselle de cualquier peligro que pudiese haber entra las ramas y el pasto. Tras caminar un rato, un feroz gruñido se escucha muy cerca de ellos.
-Gissy, escuchaste eso?- Pregunta Doni con cautela.
-Mi pancita... no cene- Giselle acariciaba su estómago por el hambre -podemos comernos mis galletas si quieres Don...-
Con frustración, pero sin dejar de preocuparse por su amiga, Doni decide que será un buen lugar para acampar un rato con la esperanza de que Giselle considere su decisión y decida que es momento de volver a casa. Con astucia Doni junta un par de ramas y hojas secas, y con un pedernal y una piedra crea una pequeña fogata.
-¿Cómo hiciste eso? - Giselle miraba emocionada el pequeño fuego creado por Doni
-¿Esto? Pero si es una de las cosas más básicas para sobrevivir- Responde con una sonrisa en su rostro - de hecho, cuentan las leyendas que esto fue lo primero que Kaunaz, la runa del fuego, les enseño a los antiguos sobrevivientes del gran cat- Doni ve que Giselle admira el fuego creado por su amigo, ignorando por completo su explicación. -... si Giselle, es muy bonito.-
Sacando un par de manzanas, Doni comienza a comer mientras Giselle trata sin éxito de abrir su paquete de galletas.
-en serio, empiezo a creer que los adultos hacen esto a propósito para que los niños les tengamos que rogar por ayuda- Doni mira como su amiga se desespera con el paquete de galletas y se ríe -pásame esas galletas anda- Doni sostiene la parte delantera y trasera de la bolsa de plástico y jala ambos extremos abriendo las galletas, con una sonrisa maliciosa le roba una galleta del paquete a Giselle. 
-Oye!
-¿No dijiste que las compartirías conmigo? Ja, ja, ja
Ambos niños se ríen por un buen rato, compartiendo sus galletas y frutas mutuamente.

Tras comer un rato, ambos niños están satisfechos con el aperitivo que acaban de tomar.
-Ok gissy, solamente apagaré el fuego y podremos... ¿Uh?
Giselle toma la última galleta de su paquete, antes de comérsela Doni empuja a Giselle al suelo y apaga el fuego arrojándole tierra rápidamente. -¿qué te pasa?- Giselle comienza a llorar -Giselle, cállate y mira- Giselle y Doni se asoman de entre los arbustos viendo a varios soldados con armaduras extrañas caminando.
-¿soldados fronterizos?, ¿nos descubrieron?- pregunta Giselle con temor -No... no lo creo, mira sus ropas... definitivamente no son de Thurizas.
Soldados fuertemente armados con ballestas marchaban en silencio, avanzando por el bosque de Thurizas a paso firme y constante hacia una dirección familiar.
-mira el símbolo en sus armaduras... ellos son soldados de Algiz-
-¿y qué hacemos?-
-No es obvio, tenemos que volver a Thurizas y avisarles a todos- propone Doni con nerviosismo en sus palabras.
-¡QUE! PERO NUESTRO VIAJE... ¡LO PROMETISTE DONI!- Giselle comenzó a llorar, molesta por la idea de Doni -y tú prometiste que si las cosas se ponían peligrosas volveríamos rápido a casa, ¿lo olvidaste Giselle?- Con ojos llorosos y rojos del enojo, Giselle asiente con la cabeza.

Los dos niños se apresuraron a regresar a su pueblo natal y vieron a los aldeanos encendiendo antorchas y dividiéndose en grupos.

- Lo prometo, no sé qué está pasando - La señorita Liz tiene miedo debido a la ausencia de los dos niños y explica ansiosa al grupo de adultos con el que se encuentra -TODOS ESTABAN EN FILA Y... ¡MIREN, HAYA VIENEN!- Giselle y Doni se acercan a Liz.
-¿Dónde estaban niños? El festival se interrumpió para organizar grupos de búsqueda y-
 -No, escúchenos, estamos en problemas- Giselle explicaba agitadamente.
-OH CLARO QUE ESTÁN EN PROBLEMAS, MALDITA NIÑA PROBLEMÁTICA- la maestra de la escuela se acerca furiosa a Giselle y a Doni. -TODO EL PUEBLO ESTAMOS HARTOS DE TUS CONDUCTAS PROBLEMÁTICAS Y ACTITUDES REBELDES-
-Maestra, no hay tiempo, tenemos que- Doni interrumpe siendo silenciado por la profesora -Y mira esto, ahora arrastras a Doni, un chico bueno y honesto, ¿a tus juegos estúpidos?-
El tumulto de adultos se acercaba alrededor, comenzando a murmurar sobre Giselle. Aldo, esposo de la maestra, comienza a agitar a las masas. -Creo que todos estamos de acuerdo en que esta mocosa sigue huérfana después de tantos años- cruelmente alardeaba- porque nadie aguantaría vivir con ella, ¿verdad?-
Alrededor los adultos comenzaban a afirmar y a estar de acuerdo con las crueles palabras del hombre delante de ellos, hiriendo una fibra muy interna dentro de Giselle, haciéndola llorar.
 -PERO QUE ESTÁ DICIENDO, DESALMADO- Liz intenta calmar las aguas, fracasando estrepitosamente.
-Es la verdad, usted lo sabe - respondió Aldo - ¿O no fue eso lo que usted misma nos dijo, señorita Liz?- Sintiéndose expuesta, Liz voltea a ver a Giselle, la cual cubre sus ojos con sus manos mientras Doni trata de calmarla.
-Así es querido- burlonamente responde la maestra -y en lo que a mí respecta, esto no tendrá fin hasta que le enseñemos modales a esta huérfana- la maestra aparta a Doni con una mano, toma a Giselle del cuello  de su suéter, preparando su mano para darle una bofetada frente a todo el pueblo.


Giselle estaba destrozada en ese momento, bajo la mirada cruel de la profesora, ella solo susurra entre labios: -por eso me quería ir...
El sonido de la turba furiosa se detiene de golpe, se terminaba de escuchar a lo lejos el sonido de una cuerda tensándose y dejando un ensordecedor sonido de algo que iba a muy alta velocidad.
Giselle abre los ojos ante la aterradora escena frente a ella. Una flecha había atravesado el corazón de la profesora que estaba a escasos segundos de golpearla.

Los segundos en que el cuerpo sin vida de la profesora caía de espaldas ante la mirada de todos se volvieron eternos.
-NOOOO! Aldo grito desesperado ante la vista de su esposa muerta en sus brazos, y los aldeanos comenzaban a correr desesperadamente.
-YA OYERON A NUESTRO SEÑOR- se escuchó un grito entre los árboles del bosque
-ASEGÚRENSE QUE NO QUEDE VIVO NINGÚN ANCIANO, MUJER O NIÑO.
El sonido de varias cuerdas tensándose se escuchó y antes de darse cuenta Giselle miro como una gran cantidad de flechas empezaban a llover en dirección hacia ella, en un intento de protegerla, Doni abrazo a Giselle y ambos se tiraron al suelo a esperar... su inminente fin.

Aesir: El legado de OdínOnde as histórias ganham vida. Descobre agora