—Supongo que no hay escapatoria. ¿Listo para sorprenderlos, Akutagawa?— Preguntó Atsushi con una amplia sonrisa haciendo gruñir al pelinegro.

—Esto es una pérdida de tiempo.

Akutagawa aún no parecía convencido de bailar junto a Jinko. Ambos se encontraban en la pista de baile uno cerca al otro, Dazai se había retirado a beber algo dejando a la pareja solos.

Tanto Atsushi como Akutagawa se miraron a través del antifaz, el albino estaba admirado por la presencia elegante del más delgado, veía sus ojos grises brillar, de igual manera el pelinegro se perdió por un momento en los ojos tan peculiares de su compañero, no tuvieron noción del tiempo, ni cuanto tardaron haciendo contacto visual solo se dejaron llevar con la música clásica, encargada de guiar a las parejas a un baile pulcro a través de intrincadas coreografías.

El aire se impregnó de intriga, donde las máscaras ocultan identidades, creando un ambiente sumergido en el anonimato. El repiqueteo de los zapatos resuena en el suelo, mezclándose con risas y susurros de conversaciones discretas.

—¡Kunikida-Kun! — Llamó Dazai.

El rubio gruñó al ver a su compañero, pero la voz del castaño fue suficiente para que dejara la copa de manera cuidadosa en la mesa.

—No estoy de humor Dazai.— Expresó muy cansado de su compañero.

—¡Anímate Kunikida-Kun!.. Estamos los dos solos, en Londres y sin la agencia en nuestras agendas.

—No sigas Dazai, te enseñé lo suficiente para disculparte con ese mocoso gruñón de la mafia.... ¿Que más quieres de mí? — Preguntó el rubio sintiendo un hormigueo en su estómago.

Dazai sonrió admirando el nerviosismo de su compañero y solo le tomó de las manos llevándolo casi como obligandolo a la pista de baile.

—Solo quiero un baile... ¡Bailemos! — Exclamó entusiasmado.

El rubio y el castaño se unieron a los demás en aquel amplio salón, sin embargo los que llamaron la atención de todos fueron una peculiar pareja que apesar de ser enemigos se entienden muy bien.

Atsushi fue el encargado de dar el primer paso al extender sus manos hacia Akutagawa que gracias a su antifaz oculto el sonrojo en sus mejillas

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Atsushi fue el encargado de dar el primer paso al extender sus manos hacia Akutagawa que gracias a su antifaz oculto el sonrojo en sus mejillas.

El tacto fue cálido, suave y rápidamente Atsushi se posiciono atrayendo más a Akutagawa hacia su pecho.

—¡Jinko! — Se quejó por lo brusco qué fue el tirón.

El pálido no quería admitirlo, pero la fuerza que Jinko ejercía en sus muñecas eran tan satisfactoria para él. Atsushi sonrió, no podría creer que estaba dominando en la pista de baile a la pesadilla viviente de Yokohama.

—Al menos es divertido ver a Akutagawa fuera de su zona de confort. — Murmuró y Akutagawa gruñó molesto.

—Esto no es divertido, no soy ningún freaky del circo para que me mires de esa manera — Se quejó, aún si se dejaba llevar por los movimientos de Atsushi.

Calmaré tus pesadillas (Shin Soukoku) Where stories live. Discover now