hotel san juan

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  hotel san juan by corina smith   𓆪

"Hoy me puse el trajecito que me luce", pensó Lucía mientras se miraba en el espejo, sintiendo una chispa de felicidad en su interior

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"Hoy me puse el trajecito que me luce", pensó Lucía mientras se miraba en el espejo, sintiendo una chispa de felicidad en su interior. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía verdaderamente feliz, lista para enfrentar lo que viniera con una sonrisa en el rostro y el corazón lleno de esperanza.

La noche estaba envuelta en un ambiente de fiesta y desenfreno. Lucía se había vestido con aquel trajecito que le luce, más atrevido, decidida a dejar atrás los últimos tres meses de dolor y desilusión. Habían pasado tres meses desde la última vez que hablaron, pero esa noche la calle llamaba y ella estaba lista para responder.

Se encontraba en un club nocturno en San Juan Puerto Rico, rodeada de luces parpadeantes y la música atronadora. Una botella tras otra adornaba la mesa, pero esta vez no era para adormecer el dolor, sino para celebrar su liberación.

"Van tres meses que no nos hablamos", pensó Lucía mientras tomaba otro trago, dejando que el alcohol la envolviera en una sensación de euforia. Se sentía viva, lista para enfrentarse al mundo y dejar atrás todo lo que la había retenido.

La calle la llamaba con su promesa de aventura y libertad, y Lucía estaba lista para seguirla. Entre el humo y la multitud, se sentía como si estuviera renaciendo, liberándose de las cadenas del pasado y abrazando el presente con los brazos abiertos.

Al cabo de un rato, le jodieron la fiesta a Lucia.

Lucía salió de la fiesta con el corazón en llamas y el alma hecha añicos. Le habían dicho que Él se encontraba por ahí cerca. La música retumbaba en sus oídos, pero solo podía escuchar el eco de las palabras que resonaban en su mente. Al doblar la esquina, se topó con la imagen que la dejó sin aliento: su ex saliendo del Hotel San Juan aquel Hotel San Juan con otra persona, como si el mundo no se hubiera detenido para ellos.

Y yo creía que tú, tenías respeto por mí.

Sus manos entrelazadas y sus risas resonaban en el aire, como dagas que se clavaban en el corazón de Lucía. Una ola de emociones la invadió, desde la incredulidad hasta la tristeza abrumadora.

Y te vi saliendo del Hotel San Juan.

Lucia sentía como la nota le bajaba. La droga, el alcohol, los cigarrillos. Todo se estaba desvaneciendo. No sentía nada.

La imagen la perseguía como una sombra, recordándole la amarga realidad de su situación. Se sentía perdida y confundida, sin saber qué pensar ni cómo reaccionar.

La confusión y la angustia la envolvían, haciéndola cuestionar todo lo que había creído sobre su relación con él. Había confiado en su amor, había creído en su sinceridad, pero ahora todo eso se desvanecía ante sus ojos, dejando solo un vacío doloroso en su interior.

Hasta el Él la vio.

Las lágrimas amenazaban con desbordarse mientras luchaba por contenerlas. Sabía que no podía seguir aferrándose a un amor que ya no existía, que necesitaba encontrar la fuerza para dejar ir a aquel que una vez había significado todo para ella.

El contacto visual que tenían en ese momento era intenso. Enzo sentía sus músculos fríos, los escalofríos que le estaba recorriendo los brazos, cuellos y todo, no era normal.

Ella lucía aquel trajecito. Trajecito que se había encargado de sacar muchos veces. Obvio sin romper. Se veía preciosa.

Enzo veía como la decepción se mezclaba con la ira en sus ojos, envolviéndola en una tormenta de emociones que amenazaba con consumirla por completo.

La confusión la invadía, haciéndola cuestionar todo lo que creía saber sobre su relación con su ex. Se sentía perdida y desamparada, como si estuviera navegando en aguas turbulentas sin un puerto seguro al que dirigirse.

Lucía vio como Enzo le murmura algo a sus amigos y a ella mientras seguía viéndola fijamente.

Ya no sé ni qué pensar, no sé cómo hacerme la loca.

El peso de la traición la aplastaba, haciéndola sentir como si estuviera cargando el mundo sobre sus hombros. Sabía que no podía seguir aferrándose a un amor que ya no existía, que necesitaba encontrar la fuerza para dejar ir a su ex y seguir adelante con su vida.

Lucía se refugió en el VIP del club nuevamente, rodeada de botellas que se iban vaciando rápidamente. Mientras su grupo de amigos disfrutaba de la fiesta, ella se sentía atrapada en una tormenta de emociones. Por fuera, intentaba mantenerse fuerte, bailando y riendo con el corillo, pero por dentro su corazón estaba destrozado y las lágrimas amenazaban con escapar.

En el VIP las botellas están bajando. Y todos los hombres están mirándola deseosamente.

A pesar de las miradas curiosas que la rodeaban, Lucía se sentía sola en medio de la multitud. Se preguntaba qué habría dicho su ex pareja cuando la vio, qué habría contado a sus amigos y a la persona con la que estaba ahora.

Y cuando me viste, ¿qué le dijiste a todos tus panas y a la que le metiste?

¿Cómo pudiste? Yo nunca te haría a ti lo que me estás haciendo a mí.

Las palabras resonaban en su mente, recordándole la cruel realidad de la situación. Se sentía traicionada y abandonada, incapaz de entender cómo alguien a quien había amado tanto podía causarle tanto dolor.

Con el corazón hecho pedazos, Lucía se retiró del VIP, buscando un lugar tranquilo donde poder reunir sus pensamientos y sanar sus heridas. Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo y difícil, pero también sabía que debía encontrar la fuerza para seguir adelante, dejando atrás el pasado y abrazando el futuro con valentía y determinación.

Pero tocará dejarte ir

11:11 - enzo vogrincic Where stories live. Discover now