10. Era calma

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-Tengo pocos pijamas que ofrecerte -le decía Chiara, enseñándole el desorden que tenía por armario.

-No te preocupes, una camiseta ancha tuya me basta.

-Oye, Vivi... ¿Cómo estás? ¿Quieres hablar de algo de lo ocurrido?

-No, tranquila. Muchas gracias por preocuparte. Estoy bien.

Chiara se encogió de hombros. Ambas se cambiaron y se prepararon para irse a la cama. Primero se metió Violeta, mientras Chiara se miraba al espejo en el cuarto de baño con los puños apoyados en la encimera, y con una lucha mental entre agradecer su compañía o maldecirla. Se armó de valor y se metió en la cama. Apagó todas las luces.

Al principio ambas miraban al lado contrario, sin rozarse ni un centímetro.

La oscuridad de la noche le dio a Chiara la valentía de entablar una conversación más profunda. Se dio la vuelta y empezó:

-Sé que me vas a decir que no te pasa nada, pero no te creo. Lo que te ha tocado vivir ha sido fuerte, y lo que más me molesta es que ha sido sola.

Violeta ocultó la sonrisa que le salió y procedió a darse la vuelta, ahora estaban cara a cara, aunque no podían verse: -Las manos me tiemblan desde que pasó.

-¿Por qué no me lo has dicho?

-Porque no podías hacer nada al respecto y no quería que te frustraras. Suficiente estás haciendo por mi.

-Vivi yo sólo quiero cuidarte.

-Ya lo haces, Kiki. Lo has hecho siempre, y lo sigues haciendo. Además, no quiero... -suspiró- no quiero sentirme vulnerable.

-La vulnerabilidad te hace humana. No le temas. Yo estaré aquí para enfrentarme a lo que venga cuando te sientas vulnerable. -Chiara le cogió las manos con las dos suyas y se sorprendió- ¡Pero si sigues temblando! Ven aquí.

Chiara le puso a Violeta su brazo por detrás de su espalda y la pelirroja apoyó su cabeza en el pecho de la inglesa. Chiara le dio un beso en la frente, y mientras con una mano agarraba la de la pelirroja, la otra le dibujaba formas indefinidas en la espalda. Violeta, por primera vez en mucho tiempo, se sentía a salvo, y no sólo por lo que pasó ese día.

-Te va el corazón a mil -detectó Violeta-, ¿estás bien?

-Sí, es sólo que... im so nervous.

-Why?

-Because of you.

Después de decir eso, Chiara quería hundirse en el núcleo de la tierra. Bueno, lo cierto es que no cambiaria nada por estar abrazada con Violeta.

Violeta levantó la cabeza levemente para forzar el contacto visual:

-Eres idiota.

-Y te encanta.

-Y me encanta.

Y ahí quedó. El silencio se apoderó de la sala, pero no era silencio, era calma. La que Violeta necesitaba. Violeta no tardó en dormirse, estaba KO del cúmulo de sentimientos que había vivido ese día. Sin embargo, Chiara apenas durmió, quiso aprovechar cada instante, cada caricia, cada roce... quiso exprimirlo al máximo, porque sabía que su mente viviría en ese recuerdo durante mucho tiempo. 

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Ambas se levantaron, se prepararon para el día intenso de firmas que les quedaba, desayunaron juntas entre bromas internas, se regalaron mucho cariño, y procedieron a irse a las firmas.

Everyone is looking her - KIVI Where stories live. Discover now