Bullying

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Estando dentro del carro de Aimeé no le intereso lo demás simplemente quería llegar a casa y sentirse seguro. Pero en su cabeza peleaban sus pensamientos unos decían que el ya no era un niño débil, que podía defenderse sin necesidad de esconderse, las cosas eran diferentes ahora y todo iba estar bien pero otra parte de sus pensamientos traían al presente las veces que Carlos lo golpeo, la ocasión en que juntos con su demás compañeros le corto el cabello, estaba tan sumergido en eso que no se dio cuenta que Aimeé manejaba a toda prisa a una dirección diferente a la de su casa, se estaba adentrando al centro de la ciudad, fue hasta cuando estuvieron enfrente del edificio del planetario que reacciono.

-       ¿Qué hacemos aquí?

-       Que no es obvio – Aimeé lo tomo de la mano y caminaron hasta la puerta

-       Ábrela

Le pidió de favor y simplemente obedeció y la abrió como la última vez y se dirigieron al mismo piso, esta vez Aimeé fue la que se encargó de abrir las compuertas para poder ver el cielo y con las manos aun tomadas se tiraron al piso, no hubo palabras simplemente observaban las estrellas,  que ese día parecían más brillantes.

-       ¿Estas mejor?

-       Si muchas gracias

Aimeé noto que eso era verdad sitio que su ritmo cardiaco ya era normal, su respiración era más rítmica  pero las manos le seguían sudando quizás era porque seguían tomados de la mano, pero eso no lo importo.

-       ¿Quieres contarme porque él te puso así?

-       Durante casi toda la primaria me molesto –  la palabra me molesto le quitaba peso a lo que realmente vivió pero Aimeé claro que entendía la magnitud de la situación.  

-       ¿Bullying?

-       Supongo que eso era – aunque le costaba trabajo aceptarlo, como si quiera que todo eso hubiera sido una pesadilla.

-       Fue demasiado difícil pero ahora eres fuerte  y ni siquiera un meteorito te tumbara eso tenlo siempre presente

Christopher se sorprendió de escuchar esas palabras, le gustaba que salieran de su boca de esa manera tenían mucho más valor para él y quería guardarlas para siempre en su corazón.

-       Nadie lo sabía – declaro como si lo hubiera querido hacerlo hace tiempo

-       ¿Tus padres no se enteraron en ese momento?

-       Ni en ese momento ni ahora no quería que pensaran que tenían un hijo débil al que tenían que proteger.

Eso era parte porque también lo hacía para no dar más problemas de los que empezaba a ver en casa, Aimeé se acercó más para darle un abrazo por la cintura.

-       Eres un tonto – dijo entre un llanto húmedo

Cuando se separaron lo hicieron para buscar sus labios, se dieron un beso uno de esos que consuelan y que tanto necesitaba.

Se sentía cobarde como para querer enterarse que en ese último año y medio Carlos vivió en la provincia con su madre en casa de su abuela pues económicamente no se encontraban estables y su padre tomo una mala decisión, no pudo con tanta presión, él no quería esa vida para su familia y el dolor y la vergüenza de que como hombre no podía ofrecerles algo digno era tanta que prefirió  suicidarse, dejándolo devastado y no se diga a su madre que prometieron amarse toda la vida y ahora lo único que le quedaba era honrarlo, llegando a provincia su abuela se dedicó a mimarlo y a su madre a consolarla para que siguieran adelante.

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