TREINTA Y DOS

2.8K 320 189
                                    

32

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

32. A diez minutos

Tres semanas después

Mi pierna se movía de arriba abajo, en lo que esperaba pacientemente a que aquellos altavoces dijeran eso que oiría en cualquier momento. Aun así, no podía controlar la ansiedad que estaba gobernando mi sistema.

Jugué con mis dedos, dejando mis codos recargados en mis rodillas

Miré un momento la hora en el reloj de mi muñeca.

¿Por qué no ha llegado todavía?

Eso me tiene un poco estresado, si soy honesto.

El sonido de una fotografía siendo tomada me sacó un respingo que me hizo poner mi vista en el lugar de donde provino. Noté a mi abuelo bajando aquella vieja cámara para observar la imagen que había acabado de capturar.

Puse una mueca, volviendo al frente

—No funcionará de nada —le dijo mi abuela—. Debiste haberla usado desde el día uno.

—¿Quién dice que no podemos conservar recuerdos el último día?

—Yo.

—Y yo —murmuré

Escuché su resoplido desganado

—Aguafiestas —acusó—. Al menos yo intento tener fotos de mi nieto en sus vacaciones en nuestra casa.

—¿No lo ves? Las vacaciones se terminaron.

—Bueno, podemos fingir que no. Por el momento.

—Pareces un niño pequeño —negué con mi cabeza

—A ver, sonríe. Vamos, una vez.

Volteé con lentitud hacia él. Mi abuela se acercó a mí y con esa corta sonrisa en mi rostro, el viejo tomó la foto. Era instantánea, por lo que me tendió la foto y la recibí para observar cómo había quedado.

Bueno, mejores caras he puesto.

La coloqué en la funda de mi teléfono. Aproveché que lo había sacado para revisar mis mensajes, dándome cuenta de que nadie me había escrito. Además de que, gracias a ello, pude ver mi fondo de pantalla.

Mi novia y yo.

Novia que aun no llegaba para mi despedida.

Por favor, Mack.

Sí, es cierto que nos veremos dentro de unos días, pero al menos quisiera poder darle un beso antes de separarnos. Ella se quedará un rato más por su madre y luego volará a Nueva York.

Órdenes de sus dos padres.

¿Quién lo diría?

La señora Blythe despertó veinticuatro horas después de que Mack sintió como su cuerpo reaccionó de algún modo. Los doctores estaban sorprendidos. Y más porque después de eso, su salud mejoró considerablemente, dejándola fuera de peligro.

Invierno de colores✓Where stories live. Discover now