CAPITULO 1

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C A P Í T U L O U N O

SENDAI, JAPON

veintidós de enero del año dos mil siete

17:53

...Ciento uno, ciento dos, ciento tres, ciento...— ¡No dobles las rodillas, la postura tiene que ser perfecta! — Si la exigencia física no la mataba, ella sin dudas le clavaría un zapato en la garganta a su tío cascarrabias y perfeccionista. La pelinegra tenía un ritmo preciso para hacer sus abdominales, a pesar de estar a punto de sufrir una deshidratación. Contaba con la garganta seca y relamía sus labios sintiéndolos casi partidos.

Estaba en medio de su entrenamiento diario, que cada día era más riguroso y agotador que el anterior. Su condición física y de salud era impecable gracias a eso. Con el sudor corriendo por todas las secciones de su cuerpo, suspiraba sin derecho u opción a rendirse.

Tetsuo Kamura observaba a su alumna erguido, con los brazos detrás de su espalda, detallando cada movimiento. Pensaba que aún con una corta edad de quince años, emanaba un potencial considerablemente, a sabiendas que no era ni la mitad de lo que lograría en el futuro.

La fémina, quien continuaba concentrada en lo suyo, no dejaba de rebotar pelotas de baloncesto y tenis cuando terminaba la sesión de abdominales. Estos ejercicios consistían en rebotar ambas esferas en sincronía, para desarrollar sus reflejos más allá de lo humano. Al igual que ayudaba sus niveles de concentración.

Cada sesión tenía un tiempo determinado por su sensei, teniendo al menos media hora en cada una. El cabello de la azabache se movía en armonía con su complexión. Los hilos tan oscuros como el ébano llegaban más abajo de sus hombros, haciéndola sentir orgullo. Esto se debía a que, en su clan, miles de siglos atrás, mucho antes de las reglas ridículas impuestas, el cabello largo era símbolo de honor, fuerza y sabiduría.

Los minutos y segundos corrían sin esperarla, y la menor continuaba intercalando movimientos sin detenerse, manteniendo la postura adecuada y llevando la cuenta del tiempo en su mente.

«tiempo»

Una palabra y a su vez la dimensión física más valiosa para la joven adolescente. Era aquello que debía cuidar, entender, comprender y proteger para mantener el nivel correcto. Por eso, cuando Kairi Kamura descubrió que no solo era algo valioso, sino que podía jugar con aquel Tiempo, su ego se elevó unos pisos más.

— Kamura, ya detente. A este paso romperás el robot. — Habla Tetsuo, dirigiéndose a su sobrina, quien da media vuelta para observarlo a él y dejar de golpear al aparato.

— Pero...

— Pero nada, es suficiente por hoy. — Sus intentos por quejarse fueron en vano, dándose el entrenamiento por terminado. Ella asiente y comienza a quitarse las vendas de sus manos, con orden exacto: primero derecha, luego izquierda. No importaba si eran zapatos, aretes, lo que sea, así debían quitarse. Desde siempre lo hizo de esa forma.

Camino a la entrada de su hogar, tarareaba una canción que escuchó en algún lado, y al llegar, lo primero que observó fue la foto de su madre. Hana Yoshida, la mujer que le dio la vida, un ser hermoso, de poca altura y con atractivos y elegantes atributos. Era su mayor alegría, su única amiga. Hana se caracterizaba por ser feliz, sonriente y eufórica, hasta que Yoshio Kamura la asesinó.

— Recuerda tu misión de vida, Kai. — Habló con ella misma, alejando pensamientos negativos y rencorosos innecesarios. — Recuerda tu misión.

La menor del viejo y anticuado Clan Kamura, sabía que su vida estaba destinada para algo más grande, algo mucho más específico que tomar la venganza y la justicia en sus propias manos, aunque eso no significaba que no lo haría.

Todos esos años, esas horas, ese tiempo... en el que dejó el alma entrenando a punto de morir, no eran para eso. La razón era proteger a otro y no exactamente para el bien común.

«Aunque protegerlo a él, es velar por el bien de los débiles.»

La menor del Clan Kamura sabía que su vida estaba destinada para algo en específico, y que tal vez nunca podría conocer el sabor de vivir para ella, porque tenía que aprender a vivir por y para el objetivo que nació.

— Kairi... —Su maestro también tío, tenía varios segundos llamándola.

— ¿Mmm? —Contestó de vuelta al ahora.

Mañana podrás comenzar a perfeccionar el dominio. — Le dió la espalda, dejándola sola.

La pelinegra sonríe con egocentrismo, porque sabía que su momento de lucirse había llegado. Se fue a paso veloz a su habitación esperando que amaneciera, porque se estaba aburriendo de practicar los mismos hechizos todos los días. Por esas razones, pasaba horas completas metida en los libros buscando cómo perfeccionar sus técnicas y habilidades, así como sus sentidos...

Kairi Kamura comenzaba su camino a lo más alto de la hechicería, y a parte de su maestro nadie estaba enterado de que, en algún sitio de Sendai, la hechicera les daría un vuelco absoluto a todos los límites del mundo mágico.

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⏰ Last updated: Mar 13 ⏰

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DIE FOR YOU - satoru gojoWhere stories live. Discover now