Nos miramos.

   No quito mi mirada y ella tampoco lo hace.

   Se ha vuelto una adicción mirarla sin que ella sepa que lo estoy haciendo.

   Es que ella es tan hermosa que no concibo no poder mirarla tan solo un segundo.

   Silencio.

   El silencio abunda entre nosotros y por primera vez soy consciente de que no necesito un gracias de ella por lo que acabo de decirle. Tan solo el silencio que hay entre nosotros me dice todo lo que quiero escuchar.

   Sus ojos brillosos, su sonrisa amplia y sus mejillas sonrojadas al igual que la mía, hacen que este momento sea más que especial. Sea único al igual que ella.

   Pero, sin romper nuestra conexión visual, mueve su cuerpo para estar más cerca mío. Está tan cerca de mi, que su muslo derecho ahora está rozando el mío y su rostro, al igual que sus labios, están a tan solo un descaro mío para poder probarlos por primera vez, como he deseado desde la primera vez que la vi en la calle distraída.

   Ella lame sus labios suavemente y mis ojos sin querer se desvían y miran esa acción que me deja hipnotizado por un largo momento.

    Suspiro.

    "Tranquilízate, Spencer. ¿Estás tan necesitado?" Son los pensamientos que aparecen en mi cabeza.

   No.

   No estoy tan necesitado.

   La necesito a ella.

   Necesito poder ver sus hermosos ojos color café oscuro todos los días, necesito ver esas pecas preciosas que tiene su hermoso rostro, necesito ver que se sonroja por cualquier cosa que digo, la necesito a ella, solo a Emma.

   Mi corazón late demasiado fuerte y puede que se salga en varios minutos si sigo martirizandome con sus labios tan cerca de los míos.

   Se siente horrible desear tanto besar sus labios, pero no poder tenerlos juntos a los míos.

   Cierro los ojos por un instante y lo acompaño de un suspiro lento.

   Si no me atrevo viviré con la agonía de que no funcionó, así que lo intentaré.

    Trago en seco, buscando las palabras correctas para poder atreverme a hacer esta locura.

    —¿Puedo... besar... tus... labios? —lo nervioso que estoy no me deja articular la frase con la correcta fluidez que necesito en este momento.

   Y cuando pienso abrir mis ojos para observar su expresión, mis labios son atropellados por los suyos, en un beso apasionado que no creí que tendría realmente.

   Por un momento me quedo estático. Mis ojos se abren creyendo que esto es solo mi imaginación burlándose de mi, pero no es así.

   Ella me acaba de besar.

   Emma me está besando.

   Suelto su mano y sin mover mis labios ni un solo milímetro, recorro su cara hasta llegar a su nuca y presionar su rostro para así poder besarla con la pasión y el deseo con el que he estado esperando hacerlo.

   No respiro, el respirar para mi en este momento no es importante.

   Beso sus labios con un deseo indescriptible, mordiendo su labio inferior suavemente y chupandolo con euforia, hasta soltarlo y adentrar mi lengua en su boca, chocando con la suya, armando en ese instante un juego entre su lengua y la mía.

MI DULCE REGALOWhere stories live. Discover now