Capitulo 2

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Logan

Miro el ataúd frente a mí y no puedo creer que ahí dentro esté la misma persona que hace poco me decía te amo. 

Te amo ¿Okey? Necesito que lo tengas presente. Pase lo que pase, quiero que sepas lo que siento por ti y lo que sentiré siempre.

Ella ya sabía lo que haría, al menos esa es la impresión que me da.

¿Por qué no pudo simplemente esperar?

Tal vez soy egoísta al pensar de esa forma, pero cuando le dije que la iba a proteger lo decía en serio.

Ni siquiera pudiste protegerla de ella misma.

Cierro los ojos y recuesto mi cara en la madera fría.

—Voy a seguir aquí para ti, jenni—Susurro.

Al separarme del ataúd observo cómo las personas murmuran y me miran de una forma extraña. 

Son unos malditos asquerosos.

No les duele la muerte de Jenni, solo quieren murmurar al respecto. 

No les interesa la muerte de Jenni, solo sienten alivio pues ya no tienen a ningún adolescente en este lugar.

No puedo soportar esto.

—Me iré a mi cuarto—Le digo a la directora.

—¿Pasa algo? ¿Te sientes mal?

—Me siento asqueado. ¿Realmente les duele que ella se haya ido?—Mi tono de voz se eleva un poco más del necesario—Mirelos, a todos les da igual. No me interesa estar en esta sala rodeado de gente así.

—Eso no es así Logan, nosotros…

—Ahorrese los comentarios directora, usted y yo sabemos que están felices porque ni Jenni ni yo estaremos más en este lugar. 

La dejo con la palabra en la boca y me largo. 

Me encantaría poder irme en este mismo momento. 

¿Es necesario esperar una semana?

Mi cuerpo me lleva por inercia al baño. Enciendo la ducha y permanezco allí por tanto tiempo que pierdo la cuenta.

—¿Logan?—Escucho un grito afuera del baño.

¿Hay alguien en mi dormitorio?

Escucho nuevamente el llamado.

Definitivamente hay alguien.

Tomo una toalla y me la envuelvo en la cintura.

Al salir, veo a Charles con cara de preocupación.

—¿Qué pasa?—Pregunto

—La directora me llamó. Dijo que no te encontrabas bien. Tal vez su compañía lo ayude, por favor venga dijo ella.

—No es necesario, puedes irte.

—Ya no quiero irme.—Se encoge de hombros. 

Tengo que obligarme a respirar hondo y exhalar de manera tranquila para no demostrar lo molesto que estoy.

—Vístete, te espero afuera.

Asiento y me doy la vuelta para buscar mi ropa, pero su brazo y un sonido de sorpresa me detiene.

—¿Qué?—Pregunto

—¿Qué son estás marcas?—Pregunta

Charles camina hacia mí con una mano en su boca, claramente sorprendido.

Entre tu odio y el mioWhere stories live. Discover now