—A veces olvido que conoces tan bien el plan como nosotros, Halford. —Admitió—. Las cosas cambiaron un poco, pero Arak sabe lo que tiene que hacer.

—Si es así, él tomó la ruta larga, Pìvero es una buena base para que Catherine entrene.

—Sí. ¿No era lo que tenías planeado?

Cora negó.

—Cuando Mordo me dijo que entrenaría a su hija pensé en que las montañas de Tukmur serían la mejor opción, porque es bueno para ella que conozca a su gente, y yo podría calmar más el poder destructivo que ella tiene.

—Uhm. Tienes razón. A ti la iliam no intentaría matarte.

Cora se adentró a la sala de medicamentos, tomó una bolsa y metió tantas medicinas como pudo; tal vez en el viaje encontraría Osirios que las necesitarían más que ella.

Salió tan rápido como pudo.

Anoiran le echó una mirada firme.

Ella era sin duda una joven fuerte. De las más fuertes en todo Òsirys. Aun cuando había vivido toda su vida lejos de su planeta, su fuerza y su poder eran impresionantes.

—Esperemos que Arak salga vivo de esta travesía.

—Esperemos.


╰───────────✧──────────────╮

La noche había llegado.

En su mente, Arak seguía pensando en el tiempo que tenía.

Una semana.

Solo una.

Miraba a la joven que exploraba todo con admiración. La pequeña luz que poseían los cristales drugnos habían capturado su total atención.

La dejaba ser.

Aunque le desesperaba lo despreocupada que estaba siendo, no tenía ánimos de reprocharle nada.

Llevaban caminando todo el día sin alimento y sin agua, habían llegado a las zonas no pobladas de Novagè, se encontraban rodeados de muchos árboles que, por la oscura noche, era incapaz de notarse, pero la nieve los cubría. .

— ¿Sientes frío? —Arak le preguntó.

—Ehm, no.

Se alivió que así fuera. Se acercaban más a la frontera entre Pìvero y Novagè, y la helada empezaba a sentirse.

Arak no tenía idea de qué hacer si a ella le daba frío, tenía entendido que los humanos se resfriaban por el más mínimo cambio de clima. O eso le había dicho Cora en alguna ocasión. También le había contado que Catherine era así. En cada cambio de estación entre invierno y verano en su país, ella siempre se enfermaba.

No podía usar ningún hechizo en ese momento había algunos hechizos médicos que ayudaban a subir la temperatura del cuerpo, pero justo ahora él no podía efectuar ninguno de ellos.

Siguieron caminando, por varios minutos más.

—Tenías razón —habló Catherine, llamando la atención de Arak.

Él miraba fijamente el camino, no dejaba pasar ni un solo movimiento, porque el peligro estaba ahí, y no iba a parar por ellos. Los árboles y la noche podían serles de ayuda tanto a ellos como a sus enemigos.

—Siempre la tengo —dijo tranquilo, sin quitar la vista del camino.

Catherine alejó la vista del ultimo cristal visible para ahora observar a Arak. Se sentía culpable, y ahora quería ser un poco más amable con él.

El Regreso A ÒsirysWhere stories live. Discover now