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Era frío, y tenía un olor bastante peculiar. No era el olor común, pero mantenía esa esencia, esa que les recordaba que estaban en un hospital.
En uno muy raro.

Habían subido tantos pisos que ya habían perdido la cuenta. Por el vidrio del elevador se podían ver las nubes, ahora de un color verdoso y algo oscuro.

Al tener aquella duda, Doris le habló al mayor.

—¿Es de día?

—Está anocheciendo—informó—, las únicas diferencias con la tierra, son que en el día o  lumur, el cielo no está del todo despejado, no es celeste, es más de un color rosáceo, casi como el
atardecer en la tierra, y la otra diferencia es la noche. Aquí en Òsirys es mucho más oscura que en la tierra. Si allá era complicado ver algo en la noche, aquí será imposible. También tiene un nombre, se llama...

Mirni. —Alcander dijo por él.

Arak asintió. Ante lo dicho.

—Así es, Iliam.

Alcander empezó a sudar frío ante ese nuevo nombre, su corazón empezó a latir con fuerza y empezaba a sentir que todo le daba vueltas. Había entendido varías cosas en ese largo viaje que tuvieron, pero aún le sorprendía tener tanta información que aún no comprendía.

»Aquí es.

Arak, muy en el fondo quiso prepararlos, quiso advertirles, pero su amabilidad no era más grande que su apatía.

La puerta metálica color blanca sonó, avisando a los médicos de dentro que se había abierto.

Una mujer de cuarenta y tantos estaba ahí, junto a alguien que parecía ser familiar suyo.

Ambos con cabello y tez oscuros y ese color dorado en sus ojos y algunos mechones.

Ninguno de los cuatro se fijó mucho en ellos. Sus vistas viajaron por todo el lugar hasta dar con la camilla.

Demetrius sintió el mundo caer sobre sus hombros al ver a su pequeña hermana ahí tumbada.

Su piel estaba tan pálida que parecía muerta. El hueso sobresaliente de su hombro estaba siendo reparado por la mujer, mientras que el chico pasaba sus dedos de izquierda a derecha sobre el vientre de la joven sin tocarlo, de las yemas de sus dedos la misma hilera blanca que había salido de Cora salía de él, esta vez se encargaba de cerrar una abertura enorme que la joven tenía, parecía la sutura de una operación, pero esta no dejaba ninguna cicatriz.

— ¿Qué fue lo que le pasó? —Katherine fue la primera en tener valor y hablar.

Arak no quiso asustarlos, al menos no ahora, pero tenía qué.

—No sé si entienda qué es, pero hay algo llamado Dimensión espejo

Alcander alzó la mirada de inmediato.

—Terreno de Athan —mencionó Demetrius.

—Así es. ¿Saben lo que hace? .

Doris asintió.

—Sí, vimos algo de eso. —nuevamente habló Demetrius.

Aquello llamó la atención del mayor.

— ¿Vieron? ¿Cómo?.

—Larga historia. —Interrumpió Catherine—, continúa.

—No sé con certeza que fue lo que pasó ahí dentro, pero puedo asumir que la obligaron a pensar que sus huesos se salían, que sus brazos se rompían y que sus ovarios explotaban.

—Entonces sucedió —Catherine se acercó a tomar la mano de su amiga—, está helada...

—Así continuará, está ahora en algo parecido a un coma. Su sangre no está circulando, su corazón se ha detenido y por ahora tampoco siente ningún dolor.

El Regreso A ÒsirysWhere stories live. Discover now