—Entonces debe haber vivido cómodamente —. Se limitó a asentir y Roland tomó la cucharada para comer—. Y aun así se marcha de su casa para independizarse, lo admiro, señor Eades.

—Algunos me considerarían estúpidos.

—Cobardes quizás, de esos a los que les gusta vivir del cuello de otros como sanguijuelas, pero hombres de verdad verán carácter en usted y mucho que admirar.

Sonrió, aunque intentó contenerse y sus manos sudaron un poco cuando sintió como su rostro empezaba a calentarse. Esa no era una reacción que hubiera estado esperando y tuvo que beber del vaso con agua para refrescarse un poco e intentar ocultar su rostro hasta que se le pasara.

—Se ha sonrojado —observó Roland para su tormento y lo atrapó sonriendo.

—No ha sucedido tal cosa.

—Oh, sí, lo estoy viendo —insistió y Peter rodó los ojos—. Es blanco como el papel, sería imposible no notarlo.

—Es el calor en esta habitación...Parece que no circulara una gota de aire.

Roland frunció los labios con burla y se sostuvo en sus codos sobre la mesa al llevarse el último trozo de pan a la boca.

—Por supuesto, es el calor —bromeó y Peter le dio un suave golpe en el brazo, conteniéndose de ser muy brusco por su herida—. Oiga, más cuidado, estoy lastimado ¿recuerda?

—Sí y consideraré dejarlo peor como no deje de burlarse de mí.

—Está bien, está bien, me detendré.

Después del desayuno, Peter dejó sus utensilios en el dormitorio y como Roland se negaba a volver a acostarse, decidieron explorar un poco el sector de la tercera clase. Había un par de espacios disponibles para ellos, muchos menos que los de la primera clase, pero más de lo que habían esperado; tenían una biblioteca, un salón comunal con un piano e incluso una mesa de póker. 

Subieron las escaleras lentamente hacia el exterior, para que Roland no se forzara demasiado y cuando Peter le ofreció su brazo, lo miró con la nariz arrugada como si acabara de escupirle en la cara.

—¿Qué? No necesito ayuda, señor, no soy una mujer.

—Ay, por favor, no sea usted terco y acepte mi brazo.

—No...Haremos el ridículo y pensarán que soy un invalido o peor...—. Bajó la voz y Peter frunció el ceño—. Un marica. 

—Oh, Dios lo libre de ser asociado con ellos —dramatizó y Roland rodó los ojos y le dio un golpe en el brazo, rechazando su oferta.

Terminaron de subir las escaleras hacia la superficie y el aire salado les golpeó en la cara.

El sol brillaba con intensidad en la distancia y el paisaje celeste que los rodeaba era tan hermoso como inquietante. Algo acerca de estar tan alejados de tierra firme no dejaba de ser incómodo.

—Guau...Estas sí son vistas —susurró Roland y siguió a Peter por la proa.

Había una serie de bancas distribuidas por todo el lugar y podían ver las cuatro chimeneas que se alzaban hacia el centro del barco y del otro lado, muy separado de ellos en la popa, estaba la zona para la primera clase. El celeste del cielo y azul de las aguas era todo lo que lo rodeaba, a excepción de algunas nubes blancas en la distancia que decoraban las vistas, pero fuera de eso, estaban completamente solos en el medio de la nada. 

—Se ve tan tranquilo —comentó Peter y se apoyó en la barandilla, observando hacia las suaves olas rompiendo contra el barco—. Ya ni siquiera se puede ver la costa.

El comienzo de los Eades. (Spin-off de VC 3.5) EN DESARROLLO +18. BORRADORKde žijí příběhy. Začni objevovat