La Sagrada Familia

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Arizona Baby (1987) es una película que profundiza en la nueva narrativa fílmica que los Coen inauguraron con Blood Simple (1984). Algo olía a nuevo en el cine, lo cual pilló a la crítica con el paso cambiado y de ahí que sus postulados difirieran bastante de uno a otro cinéfilo. Así, por poner solo dos ejemplos, Rita Kempley sostuvo el 20 de marzo de 1987 en The Washington Post que «it is a wacky, happy, daring, darkly comic tale of parenting outside the law», lo que parece una opinión positiva. Mientras que Roger Erbert también el 20 de marzo de 1987 considera que «what Raising Arizona needs more than anything else is more velocity. Here's a movie that stretches out every moment for more than it's worth, until even the moments of inspiration seem forced»7, una falta de velocidad fílmica que constituye una afirmación bastante negativa, sobre todo cuando esta cinta tiene ribetes de road movie.

Sin embargo, ustedes me van a perdonar, o bue­no, no sé, cada cual como considere oportuno, pero yo agradezco que me disculpen y es que no hace falta ir a la universidad para saber que la madre embarazada sin haber conocido varón, por excelencia, es la Virgen María, que es precisamente lo que sucede en Arizona Baby: una mujer se convierte en madre mediante un procedimiento, digamos, anómalo en lo que a la reproducción humana se refiere. Nacida en inglés como Raising Arizona, dirigida por Joel, producida por Ethan y escrita por ambos, lo primero que llama la atención es precisamente que los dis­tribuidores españoles decidieran cambiarle el título, pero manteniendo el Baby anglosajón: puestos a cambiar, ya podían haber sido un poco más imaginativos.

Mas si procedemos hacia la esencia del filme, no creo marrar excesivamente si mantengo que esta película, la segunda en orden cronológico de Joel e Etahn y aquella que apuntaló definitivamente su reputación, es una paro­dia. Por ello, dentro de la bibliografía en formato libro, Nathan destaca el humor de esta cinta: «Por si aún no lo habíamos notado, el subsiguiente drama familiar y los contratiempos criminales no deben ser tomados en serio: "¿Queda todo lo suficientemente loco?", sería el mantra del set de rodaje» (p. 32). Menciona también este crítico las referencias literarias: «En lugar de novela negra, la película parodia la psicología de novelistas como William Faulkner y Flannery O'Connor, dos habituales en la lista de lecturas de los Coen» (p. 32). Y nosotros no podemos estar más de acuerdo con esa opinión, aunque hemos de añadir que el humor de la película traza una reinterpretación originalí­sima del dogma de la Inmaculada Concepción, aceptado tal cual por la iglesia católica, no tanto por la diferentes confesiones luteranas.

En efecto, Ed, interpretado por Holly Hunter, alter ego de María en el largometraje, es estéril, como lo fue Isabel, madre de Juan el Bautista; Nicholas Cage in­terpreta al padre, Herbert o H. I., según se refieren a él los diferentes personajes de la película, que son las iniciales de Holy Ioseph, es decir, 'san José'; la Anunciación no acontece a través del arcángel Gabriel, sino gracias a la tele­visión, donde Ed y Herbert conocen que un matrimonio ha tenido cinco hijos del tirón: esto les da la idea de robar uno de ellos para compensar un poco las travesuras del karma. Para mayor abundamiento, el padre de esos cinco hijos tiene un negocio de venta de muebles sin pintar y ya tenemos ahí el elemento carpintero, que se potencia al sa­ber que el nombre de pila de este empresario es Nathan, lo que no dista demasiado de Nazaret. Por otro lado, aunque pueda parecer cogido por los pelos, Herbert lleva en un brazo un tatuaje de Woody Woodpecker, es decir, el Pájaro Loco, es decir, un pájaro carpintero: podían haber elegido los Coen cualquier otro animal de la fecundísima nómina de personajes de dibujos animados surgidos de la Walter Lantz Productions, Hanna-Barbera, los hermanos Warner e incluso Disney para conseguir el mismo efecto cómico, pero optaron por un carpintero para tatuar el brazo del padre putativo.

Todo un cúmulo de circunstancias que nos animan a sostener nuestra interpretación de Arizona Baby como una recreación muy personal del misterio de la concepción y el nacimiento de Jesucristo, cuando apenas se habían cumplido ocho años del estreno de La vida de Brian (1979), de Terry Jones y los Monty Python.

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⏰ Ostatnio Aktualizowane: Feb 07 ⏰

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