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III - PROPUESTA



—¿Una semana?

Lena me miró sorprendida. Le expliqué la situación actual de la empresa y como el presidente decidió darnos vacaciones de una semana.

—Sí —respondí caminando a su lado—. Él presidente y el CEO dijeron que están tratando de salvar la empresa, pero por el momento ellos no pueden pagarle a sus empleados.

—Y por eso decidieron darle vacaciones, así no tendrían que pagarles —yo asentí ante su respuesta.

Ambas nos dirigimos hacia el gimnasio que quedaba a dos cuadras de nuestro edificio. No soy de ir a los gimnasios e incluso me da tanta pereza hacer ejercicio, sin embargo, aquí estaba, acompañando a Lena.

Solté un suspiro cansado. Aunque intente disimular, toda la situación de la empresa me tiene estresada, sobre todo por mi trabajo, no es tan fácil para mí conseguir un nuevo empleo. ¿Qué trabajo puede conseguir una simple estilista?

—¿Por qué esa cara? —cuestionó Lena mientras me veía de reojo.

—¿Crees que pueda conseguir un nuevo empleo?

Lena me miró con una ceja alzada —¿Por qué no lo harías? Eres inteligente y entregada a tu trabajo.

—No sé hacer muchas cosas, Lena. ¿Quién querrá contratar a alguien que solo ha pasado tres años trabajando como estilista? No tengo experiencia en otras cosas.

Lena soltó una risa y pasó su brazo por mis hombros para apegarme a ella.

—No seas tonta. Hoy en día no todos ejercen lo que estudiaron, un ejemplo de ello es Seyeon —al pronunciar el nombre de Seyeon la mire con él ceño fruncido—. Él estudió diseño gráfico y en lugar de trabajar en una empresa decidió trabajar en una tienda de conveniencia coreana.

—Tal vez se siente a gusto con su trabajo.

—O tal vez no tuvo otra opción —responde Lena—. Lo que quiero decir es que no todo mundo empieza sabiendo, todos debemos aprender para ser unos expertos en el futuro. Entonces no importa que puesto obtengas, siempre tendrás que aprender primero antes de ejercerlo.

Asiento con media sonrisa —Tal vez tienes razón.

—Yo siempre tengo razón —exclama Lena, con una sonrisa divertida—. Oh, hemos llegado, vamos, hay que entrar.

Juntas nos adentramos en el gimnasio. Para ser sincera, el ambiente es muy cómodo. No es como aquellos gimnasios en dónde te sientes incómodo o las miradas de las personas te ponen de los nervios. Este gimnasio parece ser muy tranquilo.

—Mira, allí está.

Lena me jalo con ella. Llegamos a unas máquinas extrañas, justo donde se encontraba un chico limpiando su rostro con una pequeña toalla.

—Él es Aleks, mi entrenador.

Él chico bajó la toalla. Casi de inmediato mis ojos se abrieron mucho en sorpresa, incluso mi respiración se volvió pesada de repente.

—Es un gusto, tú debes ser...

—Susana —respondí casi de inmediato.

Lena me miró confusa, Aleks simplemente soltó una risita y asintió extendiendo su mano para saludar.

—Es un gusto conocerte, Susana.

—El gusto es mío —tomé su mano y solté una risa nerviosa.

—Bueno, Lena me dijo que es la primera vez que vienes al gimnasio. ¿Te gustaría dar un recorrido?

Lost SoulsTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon