Karol Jamás Te Irás De Mi Lado (Restaurando).

Yo Lo Prepare

"No importa cuánto hagas por una persona a quien le demuestras tu afecto o amor, esa persona jamás te amará.”

Manuel

Entré a la habitación y estaba dormida. Me causaba tanto placer verla así, toda lastimada, indefensa. Decidí hacerle algo de comer. Me dirigí a la cocina y le pregunté a la nana si me podía dar el libro de recetas.

— ¡Oh! ¿El libro de recetas? ¿Escuché bien? —rio un poco—. Está bien, joven Manuel, tenga, solo no queme la casa, por favor.—agrego mi  Nana .

La miré mal. Ella es la única a la que le permito ese tipo de comentarios. Si fuera otro, lo cocinaría vivo y se lo daría a Karol. La nana lleva mucho tiempo conmigo y sabe de lo que soy capaz. Ella me teme, aunque lo intente ocultar.

Tomé el libro y comencé a buscar algo para hacerle a mi princesa. Ya llevaba 10 minutos intentando ver qué le podía hacer. Grité — ¡Joder! La nana llegó corriendo, agitada.

— ¿Qué sucedió? —Lo miré asustada, creí que se había quemado—. Joven, —hizo mala cara.

—No puedo encontrar algo que le pueda gustar. —Lancé el libro. La nana lo tomó, me sonrió y me pasó otro—. Dije con ironía — Un libro para niños —Ella me miró sonriendo.

— No solo es un libro para niños, joven, sino un libro para niños que contiene recetas muy fáciles e interesantes.— Menciono con entusiasmo.

 — ¿Acaso estás diciendo que no puedo ni siquiera hacer una maldita receta? —expresé con el ceño fruncido. Ella me miró y se marchó. Decidí seguir buscando y Mencione — Perfecto, haré esto. Solo necesito arroz, pollo, papas, zanahoria, condimentos y dije con fastidio — Maldita sea. Tomé las respectivas verduras y las comencé a picar y me dije a mí mismo — Pudiera tener un poco de carne humana. Tomé el pollo y lo empecé a desmenuzar.

— ¡Joven! —dijo algo fuerte—. ¿Qué le está haciendo al pollo?— Exclamó preocupada acercándose a mí.

— ¿Acaso no ves? Lo estoy picando. —Ella me miró y sonrió.

 — Joven… Se supone que es picar las partes del muslo, alas y pechuga, no hacerle una autopsia. —Rió una vez más.

Me quedé mirándola y miré al pollo. Para mí luce bien. Después de hacerlo, me senté un rato a verificar unos papeles en mi oficina. Cuando me llegó un olor exquisito, respiré hondo para apreciar más el aroma. En ese momento, recibí un email de parte de uno de mis hombres.

 — Señor, todo está resultando justo como lo planeamos. Los padres de la chica ya están en casa. Ya le hicimos unos arreglos al auto y mañana, cuando ellos salgan, no llegarán a su destino.— mencionó Pedro muy decidido.

Me hubiera gustado conocer más a mis suegros. Algo me desconcertó. — ¿Qué era ese olor? ¡Mierda! — Salí corriendo como loco y apagué el pollo; se había quemado un poco. Cuando intenté bajarlo de la hornilla, me quemé. En ese momento, la nana me miró preocupada.

—Joven Manuel, ¿cómo se le ocurre tomar la olla así, sin los guantes de cocina?— la nana me miró asustada pero con un leve brillo en sus ojos .

— ¿Cómo carajos iba a saber que tengo que colocarme esa porquería? —La miré con un toque de dolor en mi expresión. Ella me miró y me hizo señas para que me apartara.