Tres ✿

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Creo que si hay algo peor que subir siete pisos por las escaleras, es subir siete pisos por las escaleras sin comer nada en todo el día.

De por sí ya estaba sudada y deshecha, ahora muchísimo más debido a ese trayecto, por el cual pasé maldiciendo a ese rubio en seis de los siete pisos, en el séptimo ya no pensé nada, mi hambre se comió a mis neuronas en ese punto.

—¿Daniela Russo? —parecía que una señora estaba pasando asistencia rápida, por lo cual me apresuré en llegar hasta ella, solo habían cuatro chicas más vestidas igual que yo sentadas en un largo banco metálico que se veía exageradamente incómodo.

—¡Aquí, ya estoy! —exclamé casi en un suspiro.

—Perfecto, justo a tiempo. —revisó su reloj rápidamente, faltaba un minuto para las tres. —Necesito que pase una por una, debemos hacer unas pruebas rápidas y podrán irse a casa.

Caí exhausta en el frío banco metálico del pasillo mientras pasaba la primera chica, estaba segura de que me veía como un zombie, y eso lo confirmé al mirarme por el reflejo de mi teléfono. Ya entendí por qué ese chico no quiso subir junto a mí, me veo como si me hubiese pasado un camión por encima.

O tres camiones.

O siete pisos subidos por las escaleras sin comer.

Traté de disimularlo un poco arreglándome algunos mechones de cabello con mis dedos, retoqué mi gloss y corregí mi máscara de pestañas corrida, en efecto, parecía una bruja, o como alguien que fue atacado por una bruja.

Cerré mis ojos un buen rato, escuchaba cómo esporádicamente llamaban por su nombre a cada una de las chicas, hasta quedar yo sola esperando en el pasillo.

Media hora después de llegar, la puerta del salón fue abierta, y la misma señora de hace rato, habló—: ¿Daniela Russo?

Me levanté de mi asiento con rapidez y me apresuré a entrar.

Había una mesa larga con cinco personas, no se veían particularmente malos, detallé cómo cada uno tenía una expresión distinta, pero con gentileza, hasta llegar a la última persona, que estaba sentada en la punta.

El rubio del ascensor.

Inhalo amor, exhalo odio, porque sino lo atacaré

Aunque ahora que lo pienso, su cabello no era rubio, o sí, pero rubio oscuro.

—¿Daniela Russo? —asentí a la mujer que estaba en medio de la mesa —Un gusto, Daniela, soy Deina, la directora de Di Ricci Agency, me alegra mucho que estés aquí acompañándonos, quisiera hacerte unas preguntas cortas antes de comenzar, ¿Te parece?

—Sí, claro. —acepté con un hilo de voz.

—Dale, necesito que me digas tu edad, experiencia, si has estado en una agencia antes y si sabés un poco de lo que se trata el proyecto.

La señora tenía una expresión realmente amigable, ella me transmitía confianza al igual que el resto de jueces en la mesa, excepto, claro, el chico de ojos claros que no dejaba de mirarme con... ¿desprecio? No podía entender su expresión, pero no estaba siendo amable conmigo.

—Tengo dieciocho años, me he preparado para el modelaje desde hace cinco años, pero aún no he tenido experiencia agencias o pautas, o en general. Y no, no sé de qué va el proyecto.

Una mujer en la punta de la mesa tomó la palabra—: Te cuento, Daniela, yo soy Delia, la directora de casting. Estamos buscando impulsar la agencia con algunas campañas publicitarias, comerciales, portadas de revistas, ¿entendés? El proyecto está a cargo de Deina, la directora, y de Darla, ella es directora de cine, no sé si la conoces, está trabajando en la nueva película de Florencia Sánchez y Enzo Vogrincic, necesita nuevos talentos, y publicidad. Aquí queremos promocionar una modelo de la agencia con nuestro actor, Felipe Otaño, lo debes conocer por su nueva película, La sociedad de la nieve.

VIRTUAL | Felipe OtañoWhere stories live. Discover now