09 EL MAESTRO Y LA APRENDIZ

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Con una seña, el amo le indica a la escamosa esclava su nueva misión, debe atrapar viva a la fugitiva, de lo contrario ella pagará un alto precio. La antes orgullosa víbora ahora repta tan rápido como puede mientras el único dolor que siente es el de su herido orgullo, de esta forma desaparece por el mismo hueco por donde la cachorra y el ratón escaparon.

No muy lejos, pero de momento a salvo, Setenta y Tres camina por los oscuros pasillos que le indica su jinete, obedece ciegamente a su guía, quien conoce el sitio gracias a su estadía en esos lugares.

—Oye Lion —se deja escuchar la inocente voz de la gata.

—¿Qué pasa pequeña?

—¿Conoces el exterior?

Ante el comentario, el roedor se queda pensando por unos instantes —¿por qué la pregunta?

—Es que mamá a veces nos contaba cómo era su vida en el bosque y quiero saber si tú también vienes de uno.

Lion esboza una amarga sonrisa ante el comentario —No, yo jamás he visto un bosque, nací en un lugar donde humanos crían a muchos como yo, en ese entonces, aunque era feliz, no sabía nada sobre mi propósito, pensaba que ellos eran buenos porque me alimentaban, tampoco era como que me importaba lo que le pasaba a los demás en ese lugar, pero un día, demasiado tarde, digo yo, me di cuenta que para aquellos que me cuidaban yo solo era una mercancía y la única razón de mi existencia era ser alimento de animales como Ámbar —Lion hace una pausa y suspira —los humanos se creen tan superiores que olvidan el verdadero valor de una vida.

—Y ¿Cómo cono...?

—Demasiadas preguntas por el momento pequeña —interrumpe el roedor intuyendo la pregunta de la gata —debemos descansar un poco y no estamos lejos de uno de mis refugios, esperemos que esa serpiente no esté cerca, aunque debemos estar alerta.

Setenta y Tres mueve su cabeza de forma afirmativa y continúa siguiendo las instrucciones de Lion hasta que por fin llegan a un pequeño rincón escondido, donde se encuentra un ventilador que no sirve, ambos entran al lugar utilizando la ranura formada por el espacio entre las aspas.

Una vez detrás del ventilador la felina observa el sitio, el cual, parece adecuado para que ambos quepan cómodos, el ratón baja de su montura tan rápido como su adolorido cuerpo se lo permite dirigiéndose a un pequeño montón de pedazos de papel que sin duda usa como cama. Por otro lado, Setenta y Tres se recuesta con el cuerpo enroscado, una vez acomodada examina con su curiosa mirada el pequeño lugar, notando que en la parte de arriba existe un reducido ducto por el cual tal vez quepa, pero antes de expresar su pensamiento Lion se le adelanta.

—Si, yo también pienso que ese camino lleva al exterior, por un tiempo intenté escalar, pero es imposible, y aunque hay otros puntos como este, todos son iguales, mejor descansa, el camino no es hacia arriba, bajar es nuestra única opción y si Ámbar nos está siguiendo espero nos dé tiempo para recuperar fuerzas.

La gata posa su cabeza en su propio regazo y suspira, sus infantiles pensamientos la llevan a imaginar la posible situación en que se encuentra su madre, una parte de ella le pide regresar ya que siente que no podrá seguir su camino sin la compañía materna, pero por otro lado en lo profundo de su corazón existe un doloroso presentimiento que le advierte una y otra vez que aunque regrese, tal vez jamás volverá a verla, el dolor le comprime el pecho, obligándola a derramar unas lágrimas mientras cierra los ojos para descansar.

Por otro lado, aunque parece estar en un profundo sueño, Lion se mantiene en alerta, a pesar de que mantiene los ojos cerrados, sus orejas se mueven constantes de un lugar a otro tratando de percibir algún sonido que represente amenaza y su nariz inquieta busca aromas de peligro.

DAZZLING #PGP2024Where stories live. Discover now