capitulo 24- Hermosamente

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Eɴ ʟᴀ ᴠɪᴅᴀ ɴᴏ ʜᴀʏ ᴘʀᴇᴍɪᴏs ɴɪ ᴄᴀsᴛɪɢᴏs, sɪɴᴏ ᴄᴏɴsᴇᴄᴜᴇɴᴄɪᴀs

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Eɴ ʟᴀ ᴠɪᴅᴀ ɴᴏ ʜᴀʏ ᴘʀᴇᴍɪᴏs ɴɪ ᴄᴀsᴛɪɢᴏs,
sɪɴᴏ ᴄᴏɴsᴇᴄᴜᴇɴᴄɪᴀs.
⁐̤⁠ᕐ⁠ᐷ
෴෴෴෴෴෴෴⁠

Raymond Miller
[                                             ]


Ella desvía la mirada y me río por su reacción, sus dedos tocando mi rostro me había hecho despertar y ahora ahí estaba toda nerviosa sin poder responder.

— ¿Te gusta el rostro de tu esposo Conejita? — Pregunto queriendo molestarla más. Me encantan esos gestos que hace cuando está nerviosa y enojada. 

— Para nada — Niega con ambos manos y se levanta en la cama. —Iré al baño. — Ni siquiera me deja hablar y se fue corriendo hacia al baño. 

Me reí al ver cómo salía corriendo hacia al baño, para acomodarme en la cama Tomando mi teléfono. 

Ella tarda aproximadamente casi 30 minutos en ese baño hasta que salió con una toalla enrollada en su cuerpo. Al parecer había aprovechado para bañarse. 

Me mira sin moverse como si esperara que saliera de la habitación, hago caso omiso a sus señales mirándola de arriba abajo. 

— No va a salir. — Cuestiona y trago duro sin poder despegar mi vista en ella. — ¡Salga de la habitación! — Su grito hace que todos mis pensamientos perversos se esfumen. 

— ¿Por qué tengo que salir? — Apoyo mis codos en la cama mirándola y sus ceños se Fruncen. 

— Tengo que cambiarme y usted ni puede estar aquí. 

— ¿Y eso porque? Se supone que somos esposos, ¿no? — Me mira enojada inflado las mejillas. 

— Tiene que salir. — Insiste. 

Con un suspiro salgo de la cama para acercarme a ella. 

— ¿Por qué tanto miedo que te vea desnuda conejita? — Sus mejillas se sonrojan dándole ese toque único que ella tiene. 

— Señor. 

De nuevo llamándome señor, no sé qué manías tiene de llamarme así, ella siempre habla muy formal conmigo mientras qué con todo habla informal, algo que realmente me molesta. 

— tienes la intención de llamarme señor durante toda tu vida ¿No? - La tomo en la nuca clavando mis ojos en los de Ella — incluso cuando te estoy follando. ¿Me llamarás, señor Cariño? - Veo como se relame los labios sonrojados. Definitivamente, mis palabras están haciendo efecto en ella. 

Doblo la espalda quedando en la altura de ella, estoy tan solo a unos milímetros en sus labios, tan solo unos milímetros que en cualquier momento podría besarla y eso era mi intención, no hasta que ella me empujará por hombros alejándose. 

En Las Manos De La Bestia [+18] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora