Cuando la hora finalmente se dió, pudo sentir el movimiento inquieto del cuerpo de Beomgyu, que parecía no darse cuenta de la forma que reaccionaba a los nervios. Encontró las dos manos del chico enredadas sobre su propio regazo, así que llevó su mano bajo la mesa, tomando una de las de Beomgyu y entrelazando los dedos. Su pulgar acarició el costado de la delicada mano y Beomgyu lo miró con una sonrisa agradecida.

Se sintió bien saber que podía darle calma con un gesto así de pequeño.

—Boom… —Los labios de Beomgyu se abrieron y Yeonjun sólo puso atención al rostro de su amigo, que permaneció estático durante demasiado tiempo, hasta que Beomgyu acabó de hablar. —Sé que no hay forma correcta de decírlo porque tú y yo no iniciamos una relación formal nunca, pero somos amigos y quiero ser sincero.
Quiero terminar contigo. —Escuchar exactamente esa jodida perfecta frase fue tan satisfactorio, que no hubo modo de que Bumjune no se hubiese dado cuenta de lo increíblemente bien que se sintió, por la sonrisa creciendo en sus labios. —Gracias por haber estado conmigo y por entenderme. Jamás creí que tener un algo de este modo con alguien me haría sentir tan cómodo, pero ha sido así.
Eres tan amable, que te has sentido increíble en esta parte de mi vida. Y por dios, espero que terminar con lo que sea que teníamos, no cambie que somos buenos amigos.

—Beomgyu, por supuesto que nada va a cambiar que somos buenos amigos. —Yeonjun se tuvo que morder la lengua para no responder algo que lo hiciera parecer más idiota de lo que ya sabía que lo era. —Pero, ¿qué pasa? ¿Vas a decírme de dónde vino esa decisión?

Con inseguridad, Beomgyu asintió y le dió una mirada a Yeonjun. Fue increíble sonreír más suavemente de lo que había estado haciendo y darle seguridad.

Los ojos de Beomgyu volvieron a Bumjune.

—Lo que sucedió el otro día en esa habitación… Verás, yo–. Yo realmente estaba teniendo sentimientos por Yeonjun entonces, tratando de rechazarlos y esconderlos porque tenía miedo. La otra noche, contigo allí, fue algo que no esperaba, pero fue radical. No puedo dejar de estar enamorado de Yeonjun, pero puedo dejar de negarlo y de esconderme al respecto.
He sido un jodido idiota con él toda la vida, Boom, pero lo amo. Contigo no quiero que suceda nada que nos separe, porque ya tuve suficiente de esto.
Quiero ser tu amigo, Boom. Yeonjun quiere serlo también. Ambos. Pero yo quiero estar en una buena relación con Yeonjun y que las cosas queden claras aquí.
¿Me dejarás tener eso? ¿Podemos estar bien cuando me haya ido con él?

—No estás pidiéndome permiso. —Bumjune murmuró con un encogimiento de hombros, evitando la mirada de ambos chicos. Luego de un rato, una sonrisa nació de una exhalación. Los redondos ojos captaron a Yeonjun, luego a Beomgyu y nuevamente a Yeonjun. —Sé que esperaste esto por mucho tiempo y sé que fue difícil para tí mantenerte firme, pero ahora que lo tienes, disfrútalo, Yeonjun. Y valóralo. No todos podemos ser afortunados alguna vez en la vida. —Cuando volvió a mirar a Beomgyu, Bumjune tenía una mirada casi triste, aunque su sonrisa se mantuvo intacta. —Gummy: No te preocupes por mí. Seremos amigos siempre que se pueda, no importa nada.
No creas que necesitas, de alguna manera, mi aprobación para hacer lo que quieres.
Tienes razón: nunca comenzamos algo formal. Sólo se libre de vivir de la forma en que realmente quieres, y no te asustes, cuidar de Yeonjun y que él cuide de tí, será bueno para sus corazones, ahora que no haya nada que esconderse uno al otro.
Sólo sean felices y nunca se hagan daño, por favor. Con eso me conformo, porque no quiero quedar en el medio de ambos algún día.

Beomgyu movió su cabeza de lado a lado, poniéndose de pie al soltar la mano de Yeonjun para ir al otro lado y abrazar a Bumjune.

Aunque quiso levantarse y arrancar a ambos del contacto, Yeonjun se quedó sentado en su lugar, observando la interacción.

Ya tendría tiempo de hacer lo suyo; de joder a Beomgyu hasta los sesos, que no volvería a sentirse inseguro y celoso con gestos tan simples, porque sabría que no existiría ninguna razón para que Beomgyu quisiera quedarse en un lugar en el que él no fuese el personaje principal.

Bumjune lo miró con una sonrisa, todavía atrapado por los brazos de Beomgyu.
De alguna manera, logró convencerlo rápidamente cuando, suavemente, lo invitó:

—Ven acá, idiota. Deja que te abrace antes que comience a hacer amenazas sobre cuidar de Beomgyu.

Esa misma tarde, cuando Beomgyu cayó sobre su cama y él encima del cuerpo más pequeño, la plenitud lo golpeó completamente.

Se sintió feliz siendo un hombre afortunado.

Le llenó de besos los labios a Beomgyu, le llenó de caricias el cuerpo a pesar de la ropa perfectamente colocada. Lo abrazó contra su pecho y lo sostuvo ahí firmemente, sin atreverse a moverse demasiado para no perder el contacto.
Sin embargo, no se quejó cuando Beomgyu hizo sus cuerpos rodar y se quedó encima, sonriendo ampliamente.

—Te amo. —Beomgyu inició de esa manera una conversación, sorprendiéndolo. —Te amo mucho, Yeonjun. Sé que debí haberlo reconocido mucho antes, pero, ¿sabes algo? —Yeonjun sacudió la cabeza. Beomgyu lo acarició en ambas mejillas y sonrió adorablemente. —A las únicas personas que he amado antes de tí, fueron mi familia. Sé que es diferente el amor, pero así fue. Cuando papá se marchó, tenía miedo. No quería amarte tanto y que te marcharas también. Con lo de Minho, sé que no fuí valiente al principio, pero me hacía sentir muy bien siempre, por eso, lo que creí que era una recolección de la parte que me tocaba de la vida, fue sólo el inicio de un enamoramiento del que nunca tuve conciencia hasta que me encontré muy perdido, y luego la vida volvió a mostrarme que enamorarme no era lo correcto, o al menos eso pensaba.
No quise perderte nunca, pero sé que, si te hubiese alejado un poco más, quizás lo habría logrado.
Tú tenías razón cuando dijiste que sólo estaba viviendo más cosas duras que otros chicos de mi edad, porque estaba teniendo muchas más experiencias sobre todo.
Te amo, Yeonjun. Te amaré cada vez aunque tenga miedo… Así que, por favor: tú también házlo.
Ámame hasta el día en que me muera.

—Ah, Beomgyunnie… te prometo que voy a amarte incluso después de la muerte. Y no tienes que preocuparte más; que nuestras vidas terminen no significa que algún día no nos volvamos a ver.
Sabes que yo siempre voy a estar en tus peores momentos para cuidar de tí, y en los mejores para acompañar tu felicidad. Te amo mucho, mucho, Beomgyunnie. Sólo quédate muy cerca.

Beomgyu se acurrucó sobre su pecho, con los ojos cristalinos. Buscó su mejilla a tientas y lo hizo acercar el rostro en su dirección, dando suaves besos sobre sus labios.
Yeonjun no buscó más de ello, porque sabía que era como un consuelo para Beomgyu, simplemente. Sin nada más que la disposición absoluta, correspondió a cada pequeño beso, notando como algunas lágrimas comenzaban a caer por el rostro precioso de Beomgyu.

Lo abrazó más fuerte sobre su cuerpo cuando lo escuchó preguntar:

—¿Algún día vas a perdonarme por todo lo malo que te hice pasar? ¿Puedes perdonarme?

Y sin dudarlo, respondió suavemente.

—Por supuesto que no, Gyunnie. Yo no tengo que perdonarte nada ya, porque si no lo notaste, amarte fue suficiente para poder entenderte después de algún tiempo cada vez. Sin embargo… —Murmuró al ver la mirada obstinada de Beomgyu. —Si eso es lo que quieres para estar tranquilo: Por supuesto, mi amor. Te perdono. No habrá nada nunca que yo no pueda perdonarte.

Youngblood.Where stories live. Discover now