9. DECYDAMOS COMENZAR

Mulai dari awal
                                    

Antes solía poner las opciones en una balanza para analizarlas poco a poco, ahora la decisión parece tomarla mi corazón y la parte de mi mente cegada por la ilusión. Aún con mil preguntas rondando y un sabor agridulce, recuesto la cabeza en el respaldar del asiento y cierro los ojos. Quiero verlo.

"El corazón nunca se equivoca", me repito en las casi dos horas y media que dura el vuelo. No como, no miro por la ventana. Solo intento asimilar el cúmulo de emociones de mi pecho y los nervios.

Cansada de pensar sacudo la cabeza cuando el capitán anuncia el aterrizaje próspero y tal como me recomendó Alexander, miro por la ventana al mar de Irlanda. Las olas son como crestas blancas y toda la superficie brilla con el reflejo del sol. Me emociono como niña pequeña al ver la variedad de colores y la belleza de las costas, que contrasta con los barcos que navegan por el estuario de Mersey, que parece serpentear a través del inmenso paisaje que sobrevuelo. La tripulante va indicándome un poco más a cerca de los edificios que se ven como puntitos desde aquí. Las tres Gracias, impresionantes por su forma y arquitectura. Los muelles, donde hay pequeñas y grandes embarcaciones descansando.

Me arrepiento de no haber traído la vieja cámara de mi padre, pero agradezco en silencio al capitán en cuanto da media vuelta para volver a sobrevolar el mar porque ahora sí saco fotos con mi móvil. Creo que tardamos más de lo necesario en el aire y no digo nada. Me limito a disfrutar de las vistas y quedo sorprendida cuando después de un rato veo a lo lejos al estadio Anfield. Su forma ovalada, las gradas e incluso, parte de la cancha de juego principal.

–Esperamos que haya disfrutado el vuelo –la tripulante me alcanza la maleta ni bien pongo un pie fuera del avión.

Huele a mar, hay aire fresco y sonrío al cielo porque estoy en la tierra de los Beatles.  Mi corazón es consciente de ello. Los fuertes latidos que emite se mezclan con el ruido de los motores y las manos me tiemblan de repente. Estoy a nada de volver a verlo.

–Me ha encantado. Muchas gracias. La vista desde el aire es increíble.

–Pero visitar los muelles lo es mucho más. Ya verá. ¿La ayudo? –niego sonriente antes de subir al carrito que me espera a pocos metros.

–Muchas gracias.

–Disfrute mucho Liverpool –me dice antes de perderse por un pasillo.

–Buenos días, señorita Sofía. ¿Cómo está?

El hombre que conduce el carrito me regala una sonrisa amable que no tardo en corresponder mientras acomodo la maleta.

–Buenos días. ¿A dónde vamos?

–Al terminal principal, la están esperando.

Se me corta la respiración. ¿Alexander está aquí?

De inmediato miro mi reflejo en el espejo de adelante. La cola alta se me ha desordenado, así que opto por dejar que caiga por mi espalda y saco un ganchito de mi bolso de mano.

–¿De casualidad sabe si llegó ya el vuelo de Madrid?

–Permítame un minuto –descuelga el telefonillo–. ¿De qué aerolínea?

Espero un rato después de haberle entregado los datos hasta que vuelve a dejar el telefonillo para mirarme.

–Su aterrizaje está programado para las 11:30.

–Gracias.

Desganada, suelto un suspiro al ver que tendré que esperar más de una hora. Apenas ayer isa me contó que había conseguido un vuelo para hoy. ¡maldita suerte la suya! No todos los días salen aviones a Liverpool desde Madrid sin escala.

Fuera de JuegoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang