Cap. 5- Coincidencia.

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Apartando aquella sensación de su pecho, recompuso su postura y a paso firme caminó hacia su hermano. 

—No puedo ver bien sus caritas desde aquí, pero puedo asegurar de que son preciosas —dijo Patrick, palmeando la espalda de Thomas y mirando en la misma dirección que su hermano—. Por cierto, ¡Felicitaciones, papá! 

Thomas sonrió y Patrick, pudo darse cuenta de las emociones que su hermano intentaba apartar de sus ojos en ese instante. Sí, Thomas estaba sensible y no era para menos. Lo comprendía. 

—Gracias, Pack. 

—Ya avisé a casa —comunicó Patrick—. Diana me preguntó sí podía traer a los niños para que conozcan a sus hermanas. Le dije que no había problema, así qué llegarán en cualquier momento —y con voz neutra, añadió—. También me dijo que nuestra tía preguntó por el estado de Sophie —Thomas endureció el gesto ante esa mención y no pasó desapercibido por Patrick—. Sí, lo sé. Algo escuché de esa discusión. Solo quiero que me saques de ese error que maquiné en mi cabeza.  

Patrick miró a Thomas, en la espera de una respuesta negativa. Pero la mirada de Thomas, más la presión que hacía en su mandíbula, conteniéndose, le confirmó todo. 

—¡Mierda! —expresó más que furioso— ¿Qué vas a hacer? Dudo que vayas a quedarte de brazos cruzados. 

—Para empezar la quiero lejos de mí familia. No quiero volver a verla —enumeró Thomas, calculador— Ese poder que tiene en los negocios del viñedo, voy a quitárselo. Mejor dicho, ella me los entregará. Regresará a su casa en Francia con una pensión que le daré por mes. Solo tendrá eso. Todo lo que por años presumió; los lujos, los viajes, su posición de dama, ya no tendrá nada de eso. Por lo que ocasionó, debería mandarla a prisión, pero eso no cambiará el pasado. Quiero que al final del día sepa que lo ha perdido todo. 

—No voy a decir que es precipitado lo que piensas hacer. Es más que justo. Tienes mi apoyo y estoy seguro que el de Polette, también. —apoyó Patrick, como siempre. 

—Gracias. Por cierto, llegarán esta noche. Tengo mucho que confesarle. —dijo haciendo referencia a Polette y la historia que inventaron sobre la muerte de sus padres. 

—Ella lo comprenderá. Se enojará, eso sí, pero estoy seguro que nos perdonará, a los dos. —dijo Patrick, optimista. 

—Eso quiero. —suspiró Thomas en acuerdo a sus palabras. 

                                           ✯✯✯ 

Después de la llamada de Sophie, y saber al final el sexo de los bebés, Emily, con ayuda de Giovanna, terminaron el resto de los quehaceres de la residencia, devorando en el proceso: el kilo de helado. 

Pronto la noche comenzaría a caer y antes de que se le hiciese tarde, se preparó para ir a su trabajo. Era viernes, y sería una noche movida como solía ser en Londres. El lugar seguramente se llenaría de mucha gente, como casi siempre. 

Antes de cruzar la puerta, el teléfono comenzó a sonar insistente. ¡Ahg! Debía llegar puntual a su trabajo y ya casi eran las 19:00 horas. Pensó en ignorarlo y salir de una buena vez para no perder más tiempo, pero una pequeña vocecita la hizo regresar y contestar la llamada antes de que quién sea, colgara. 

—¿Diga? 

—Emily, que bueno que contestas —la voz nerviosa de Thomas, la hizo erguir su cuerpo, dado que se encontraba apoyada contra la pared y prestar suma atención a lo que diría—. Debo informarte de algo. 

—¿Qué cosa? —Emily sintió algo en su pecho al hacer la pregunta y automáticamente pensó en Sophie— ¿Todo bien con Sophie y las bebés? —el suspiro tras la línea le hizo pensar lo peor— ¿Thomas? 

Contigo, siempre | Mi Luz (libro 2)Where stories live. Discover now