Casi como si le estuviera hablando a un niño de diez años, le dió unas palmaditas en el hombro al canino y volvió a tomar asiento. Chase se limitó a responder con un "Sí, señor" y cumplió con sus órdenes. El uniforme era parecido al de seattle, pero esta vez, era de un color azul oscuro en lugar de negro. Se sintió levemente reconfortado ante este hecho, al menos podría usar su color favorito otra vez.

Su decepción al llegar a donde se encontraban los demás oficiales fue punzante. Parecia no haber ningún otro canino como él.

—¡Hey! Hola de vuelta, Chase -se acercó Jefferson con una dona que sacó de quién sabe dónde en la mano—. Ven, ven, te presentaré a los chicos. Hans, éste es Chase..

Y así fue con varios de los presentes. El alemán se aseguró de sonreír y verse educado, sin embargo, no podía evitar notar los pequeños murmullos que crecían a sus espaldas, todos precisamente girando en torno a "no puedo creer que el nuevo oficial sea un perro" o "¿Que no es el perro policía de los mini héroes?. Chase no sabía si los humanos eran sumamente tontos, o solo no se enteraban de que podía escuchar todo teniendo el mismo oído sensible que un canino normal.

—Jeff —habló Chase en voz baja una vez se alejaron del resto—, olvidaste decirme que sería el único can.

—Oh, no, no eres el único. ¡Tenemos una secretaria llamada Canela! Es un amor de persona, y es una golden. Pero parece que no vino hoy.

Sintió un pequeño alivio al escuchar eso pues, no quería sentirse sólo ahí. Especialmente porque no importaba qué tanto luchara para vivir con normalidad, ni qué tan respetado fuese por su historial, los humanos siempre verían como inferiores a su raza.

Tras que le fuese mostrado el plantel y enseñado cosas básicas sobre el lugar, el perro policía se dirigió a su cabina con una pequeña barrita energética que sacó de la máquina expendedora. Jeff le había entregado unos papeles que, según dijo, eran sobre distintos caso de Brooklyn. A palabras del hombre, "Seguro es pan comido para ti".

Comenzó a ver con cuidado las hojas impresas, las primeras carpetas tenían información de crímenes menores que fácilmente podrían resolver con unas cuántas patrullas e interrogatorios. Pero al llegar a la última, le extrañó la etiqueta pegada enfrente.
"Archivado", leyó. Le pareció extraño que le dieran un caso que se supone debería estar archivado, pero aún así, lo abrió.

Las primeras hojas parecían reportes de crímenes del periódico: "Asesino en Brooklyn. "

Según la noticia, se decía que las últimas desapariciones en la ciudad habían seguido un cierto patrón que apuntaban a que se trataba de un asesino en serio; a pesar de ésto, el gobierno parecía no hacer nada.

Siguió leyendo, ahora en un informe: "Uno de los cuerpos de las víctimas fue encontrado a la orilla del mar en una bolsa de basura. Se llevarán acabo estudios para determinar si tiene algún tipo de ADN."

Rápidamente pasó de hoja al ser consumido por la intriga. Ahí entonces encontró reportes sobre posibles sospechosos en base a los retratos escritos de algunos testigos; y uno en específico captó su atención. Eran capturas borrosas de una cámara de seguridad.

Había un hombre con capucha negra, de la cual se asomaban algunos mechones de cabello, pero su rostro estaba muy borroso para distinguirlo. No obstante Chase notó algo que los informes parecieron pasar por alto, y era que podía distinguirse en una de las capturas lo que parecía una cola canina, parecida a la de un lobo.

Algo no estaba bien.

Una sensación de familiaridad le golpeó en la cara como un tren, haciéndolo sentir náuseas repentinas.

—Hey, Chase, con que ya leíste todo, ¿Eh? —habló Jefferson antes de que pudiese sumirse más en su espiral de pensamientos.

—Si, parece haber mucho trabajo por hacer.

—¿No se te hará difícil?

—No hay trabajo difícil para.. —se quedó en silencio algunos segundos, sin saber qué estaba por decir—. Quiero decir, para nada, es mi deber.

—Te ves un poco distraído, no te sobreexijas, muchacho.

Jefferson le sonrió, y Chase hizo lo mismo. Se sentía bien saber que no estaba sólo.

Su cabeza divagaba y trataba de encontrarle un sentido a lo que había dicho, ¿Por qué no pudo terminar la frase? ¿Dónde había escuchado eso?

—Bueno, Chase, cuídate. Iré a patrullar ahora, y si necesitas ayuda no dudes en llamarme. Vas a tener una semana pesada.

El can asintió.
—Gracias, Jefferson. Me haré cargo.

Lo que el tiempo se llevó  ──  ;   Paw Patrol.Where stories live. Discover now