𝗣𝗥𝗢𝗙𝗨𝗚𝗢𝗦 | 𝖤𝗇𝗓𝗈 𝖵𝗈𝗀𝗋𝗂𝗇𝖼𝗂𝖼

𝖢𝗂𝗇𝖼𝗈

Pasaron dos largos días hasta sin que Enzo diera señales de vida, Anna no se decepcionó porque sabía que todo había sido una mala broma de él.

Ese día todos en su casa se habían ido a una salida por trabajo, así que Anna podía grabar libremente por toda la casa y contar tonterías sin vergüenza. Fran que recién terminaba de alistarse, agarró su gorra y se giró a ver a Anna antes de irse.

— Regreso como a las 10 creo yo.

— Andáte ya, Fran — ella muy amablemente le abrió la puerta y Fran la miró extrañamente — No me hagas esa cara, solo quiero grabar tranquilamente.

Fran la dejó intentando no desconfiar, pero cuando llegó a la calle vió a Enzo en su moto. Él estaba con su celular y no quería ni imaginarse lo que haría.

— ¿Enzo? ¿Qué hacés acá? — preguntó acercándose a él.

— ¡Ah, Fran! — el no recibir respuesta preocupó más a Fran.

— ¿Buscás a Annie? — Enzo sonrió.

— ¿Está? — confirmó indirectamente.

— Quería hablar con vos, sobre Anna — le dijo Fran más serio.

Enzo también dejó su actitud relajada a un lado y prestó atención a lo que Fran quería decirle.

— Te escucho.

— ¿Te gusta? — Fran recibió una respuesta afirmativa — ¿Por qué?

— Bueno, es difícil...

— No, Enzo. A lo que me refiero es, ¿por qué mi hermana? —  Enzo entendió rápidamente las palabras  que Fran estaba pronunciando y solo asintió sin mirarlo, ahora ambos estaban tensos.

— Te prometo que no la voy a lastimar, Fran, me conoces.

— Ya sé, pero ella aún es muy chica — dijo Fran mirando a Enzo, quien mantenía la vista al frente.

Él no dijo nada y solo apretó su casco.

¿Era mejor irse?

— Ella está allá adentro, me voy.

No lo dejó responder, se fue por su rumbo y Enzo se quedó confundido ahí por un buen rato.