—¿Y desde cuando están saliendo?

—Desde el día que fuimos al cumpleaños, solo hablábamos y empezamos a pasar los almuerzos juntas. No es como si tuviéramos una cita formal, nos estamos conociendo aún. —Solté un suspiro.

—Bien, confiaré en tus decisiones. Solo te recuerdo que vayas con cuidado, —Posé mis manos sobre sus hombros. —te recuerdo que no podemos demandarla porque mi abogada es su amiga. —Julie asintió.

—¿Entonces me prestarás el auto?

—No. —La solté antes de volver a revisar las cosas para separar las de Hunter e ir a tirárselas a su puerta.

—Hey, luego de todo lo que te dije, ¿me quieres ver soltera?

—Me sirve que sigas soltera, pero en realidad lo hago porque lo ocuparé.

—¿Saldrás?

—Iré a Blackpool. —Le informé.

—¿Has comprado más cosas para la casa? —Negué.

—Iré durante el sábado y volveré el domingo en algún momento, solo voy a descansar. Digamos que son motivos recreacionales.

—Bien, procura avisarme cuando regreses. Puedes llevarte una merienda, de hecho, me aseguraré de dejarte una merienda antes de que te vayas.

Julie no me iba a preguntar si es que iba acompañada, yo no llevaba a nadie desconocido a Blackpool.

Madison era una excepción.

Julie cumplió con el hecho de dejarme una merienda que consistía en un sándwich, fruta y un jugo, ella era increíble. Probablemente si no me diera asco ver a Julie románticamente por considerarla mi hermana, me gustaría poder enamorarme de alguien como ella, me sentiría muy afortunada de encontrar a una persona que me quisiera casi tanto como ella. Julie merecía encontrar su lindo amor, y esperaba que Christine lo fuese, en sus ojos volvió ese pequeño brillo esperanzador.

Julie estaba enamorada del amor, merecía encontrar a una persona que la amara tanto como ella anhela.

Me aseguré de llevar todas las cosas que había anotado en mi lista antes de irme al edificio de Madison, llevaba ropa de cambio más mi bikini, además de mi libreta y algunos dulces que me gustaban. Todo el resto de las cosas lo tenía en la casa de la playa. Al llegar al edificio le mandé un mensaje para avisarle de que ya estaba abajo, no tuve que esperar demasiado para verla bajar con un bolso algo grande para ser solo una noche fuera, pero no lo iba a cuestionar.

—Hola, Madison. —La saludé apenas bajé del auto para tomar su bolso, ella llevaba gafas de sol pese a que aún era temprano y el sol no era tan fuerte a las 9 AM.

—Hola, Noah. —Cuando dejé sus cosas en el asiento trasero noté como la pelirroja daba la vuelta para subir al asiento del copiloto, me apresuré para adelantarme y abrirle la puerta. —Vaya, todo un caballero.

—Una señorita. —Corregí. —Y claro, es el trato que merece una próxima cumpleañera. —Ella sonrió antes de subir y yo volví a mi asiento, cuando se quitó las gafas para limpiarlas con su camisa noté las ojeras bajo sus ojos. Ella me atrapó mirándola.

—Debo verme fatal, no he dormido bien y no alcancé a maquillarme ni nada.

—¿Por qué has dormido mal?

—No podía dormir, así que reduje bastante mis horas de sueño.

—Puedes dormir, es un viaje de una hora, puede ser reponedor.

—Oh, claro que no. Es malo dejar a una conductora sola cuando eres la copiloto.

—No estaré sola, voy con la radio. Además, siempre hago este viaje. —La animé un poco. —Descansa, necesitarás energías allá.

Caminos a Ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora