No había cambiado su camiseta ni había intentado usar otros pantalones, quería saber si solo eran ideas suyas o para el resto de las personas realmente se miraba "gordo".
Al llegar a su aula correspondiente buscó su lugar y con algo de miedo, se sentó, estando de esa manera podía sentir el como su botón presionaba más contra su piel y su barriga parecía sobresalir mucho más. Sus mejillas permanecían rojas y cada cierto tiempo recibía un par de miradas, ¿cómo no? El chico parecía estar más nervioso que nunca y sus mejillas no perdían ese fuerte color rosa.
No había podido evitar comenzar a jugar con la parte de su panza que sobresalía, apretándola con curiosidad mientras mantenía su mirada en el pizarrón. Las primeras clases pasaron relativamente tranquilas, nadie había hecho ningún comentario por el momento y eso le hacía pensar que probablemente se tratase solo de su imaginación, no debería de ser tan notable, solo un pequeño aumento de peso.
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El problema llegó al finalizar el día, cuando Yoongi le invitó a comer antes de regresar a casa, Jimin sin pensarlo dos veces aceptó y en poco tiempo se encontraban en la mesa del restaurante.
Como ya era costumbre, dejó que el chico pidiese por él, siempre lograba adivinar alguna comida que fuese de su agrado, en esta ocasión se trató de un gran platillo lleno de spaghetti con trozos de pollo y vegetales salteados, su boquita parecía derretirse al ver la comida frente a él.
—He venido un par de veces y supuse que podría gustarte.—sonrió ante las palabras de su amigo y afirmó, tenía mucha razón en eso.—
—Pensaste bien, adoro este tipo de pastas.—esperó pacientemente a que su contrario comenzara a comer para hacerlo igual—.
De vez en cuando hacían un par de comentarios para llevar alguna conversación, los temas siempre salían de manera espontánea y eso les hacía sentir bastante cómodos, habían momentos en los que Jimin se concentraba más en hablar que en comer, razón por la cual pronto comenzó a sentirse un poco lleno, aún faltándole una gran porción por comer.
Al darse cuenta de eso intentó no distraerse tanto y continuar comiendo, podría jurar que en ese momento sus pantalones intentaban matarlo, cada vez se sentían más ajustados y sus mejillas enrojecían al darse cuenta. Poco a poco fue terminando su comida, bebiendo de su malteada cada cierto tiempo, pero solo faltando solo un par de bocados sintió que no podría continuar, su estómago ya se sentía demasiado pesado y aún quedaba parte de su bebida.
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Con un quejido se dejó caer en su cama, quejándose aún más al sentir el movimiento brusco en su barriga, había logrado comer todo pero se sentía a reventar, no tenía idea sobre cómo su prenda inferior había sobrevivido a eso.
Sin tardar mucho más, llevó sus manos al botón del pantalón para soltarlo, dejando salir un gran suspiro cuando dejó de sentir que su abdomen se dividía en dos. Podía notar un leve ardor en la línea que había dejado la prenda y sólo fue capaz de dar algunas caricias sobre su extendida panza.
En su rostro se mantenía una mueca adolorida y sus manos tocaban con mucha suavidad la curvatura de su estómago, sentía que esa vez se había excedido un poco más de lo que imaginó, aquel platillo parecía al menos para casi tres personas, ¿cómo era que comió todo eso? Le había costado mucho el no soltar algún ruido mientras regresaban del restaurante, Min se había encargado de dejarlo frente a la puerta del edificio y aunque disfrutaba de su compañía, necesitaba algo de tiempo a solas.
Cerró sus ojos mientras comenzaba a presionar ciertos lugares de su abdomen, automáticamente dejando salir un fuerte eructo, muchas veces se sentía apenado de eso pero era la única manera en que lograba hacer que dejase de doler tanto. Volvió a lloriquear mientras recogía un poco sus piernas y continuaba presionando y acariciando, su panza realmente estaba resentida con él.
Cuando quitó toda su ropa, solo buscó la camiseta más ancha que tenía, dándose cuenta de que aún así podía notar la curvatura de su inflada y llena panza, seguramente Yoongi se habría dado cuenta de lo mucho que luchaban sus jeans para no soltarse, no sabía como se suponía que iría a la universidad el día siguiente.
Esa noche le costó dormirse tranquilo, su estómago se sentía demasiado pesado y solo era capaz de soltar un par de gases cada cierto tiempo, aún así, lo que más le sorprendió fueron las inmensas ganas que sentía de volver a pasar por todo eso.
Sus manos no se alejaron de su barriga en ningún momento, dando apretones e incluso pequeñas sacudidas en un intento de encontrar alguna solución para su dolor.
