Epílogo | Sejanus Plinth

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EPILOGO II;
"KEEP ON THE SUNNY SIDE"

N/A; Bueno, me ve en la obligación de aclarar que veremos varios saltos temporales porqué necesitaba escribir varios reencuentros y cosas así.
Espero que lo disfruten de cualquier modo jeje.

Sejanus no recordaba con exactitud como es que había llegado a su cama en la Capital con su Ma sentada a su lado. Habían sido días apresurados.
En su mente, todo había sucedido como un enorme borrón: los disparos en el cobertizo, la mirada desesperada de Coriolanus pidiéndole que no lo dejara, el dolor extendiéndose por todo su cuerpo y después, la absoluta y aterradora oscuridad.

Sustancias frías le habían recorrido las venas, eso lo percibía. Seguía sintiendo el agrío sabor de la sangre en su boca.
¿No estaba muerto?

«Nos vemos pronto» Le había dicho Lil la última vez que lo miró a los ojos.
Para él fue un alivio. Claro que quería verla pronto, en cualquier otra circunstancia que no involucrara ser prisioneros. Había pensado que en otras circunstancias podrían haber sido amigos reales y no solo chicos que compartían Jaulas de noche.

Soñó con ella una noche, o tal vez dos, no estaba seguro. La vio recogiendo las Jaulas ella misma en el lago y él le impedía comerlas, como lo había hecho Maude Ivory con él. 
También soñó con Coriolanus, llorando sobre su rostro rogándole que se esforzara por él, rogándole que se mantuviera con vida. Diciéndole que lo amaba.

Y él se esforzó, se esforzó demasiado por aferrarse a lo que fuera que lo mantenía con vida.
Porque la muerte seguía pareciendo tan apetecible, más, en ese dolor tan agonizante que experimentaba desde hace tanto. La muerte parecía un descanso deseable para su ya agotado corazón.

Pero se esforzaba por no soltar aquella promesa. Y un día, dio sus frutos.

Abrió los ojos y se encontró en su habitación del Capitolio, con su Ma agarrando su mano distraída en un libro de recetas.

—Ma —su voz sonó áspera, como si hubiera tragado un puñado de arena.

La mujer alzó la mirada de su libro y lo miro con una sorpresa enorme reflejada en su rostro.

—Mi niño —se puso de pie para mirarlo mejor.
—Ma... —estaba confundido, y probablemente muy medicado.
—Oh mi niño —le acarició la cabeza, que antes había estado cubierta de rizos castaños—. No pasa nada, estás bien.

Parecía que acababa de secarle una lágrima de la mejilla.
Él no sabia que estaba llorando hasta que ella hizo eso.

De pronto un dolor punzante lo atacó sin piedad, primero en la pierna derecha, y después en la cabeza. Lo obligó a cerrar los ojos con fuerza.
No quería hacerlo, temía volver a quedar sumido en aquella oscuridad terrorífica.

—Tranquilo mi niño —apretó su mano—. Voy a ir por la enfermera para avisarle que estas despierto. Solo un momento.

Soltó su mano con tal prisa que sintió que estaba helado. No quería que su Ma se marchara, quería tenerla allí y escucharla decirle esas palabras tranquilizadoras que solo ella podía decir.

El dolor empezó a expandirse y de pronto estaba en todos lados. Le presionaba la caja torácica con fuerza y él empezaba a sentir que no era capaz de respirar por su cuenta.
Oh Dios, sí que era insoportable.

«Basta, basta. Por favor, detente»

Ahora la oscuridad era menos terrorífica.

—Ma...
—Tranquilo, tranquilo —ella entró a paso apresurado a la habitación y él apenas abrió los ojos para verla acompañada de una joven vestida de azul—. Aquí estoy.
—Duele...
—Lo sé cielo. Tranquilo. Ella te quitara el dolor.

don't blame me ✔Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz