capitulo 5- Cuídame

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Qᴜᴇ ʟɪɴᴅᴏ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ᴀʟɢᴜɪᴇɴ sᴇ ᴘʀᴇᴏᴄᴜᴘᴀᴘᴏʀ ᴛɪ sɪɴ ᴏ̨ᴜᴇ sᴇ ʟᴏ ᴘɪᴅᴀs

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Qᴜᴇ ʟɪɴᴅᴏ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ᴀʟɢᴜɪᴇɴ sᴇ ᴘʀᴇᴏᴄᴜᴘᴀ
ᴘᴏʀ ᴛɪ sɪɴ ᴏ̨ᴜᴇ sᴇ ʟᴏ ᴘɪᴅᴀs.

⁐̤⁠ᕐ⁠ᐷ

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Khristeen Diatlova 
[                                                       ]

Abro los ojos de golpe observo el lugar que estoy y no tengo idea, estoy en una habitación que jamás había visto en mi vida, es algo demasiado lujoso para mí. 

De un golpe todo lo que pasó antes de que terminará inconsciente pasa como cámara lenta. 

Ese hombre. 

¿Estoy en su casa? Pero no lo veo por ningún lado, o mejor dicho no veo a nadie, estoy sola en esa habitación.

La puerta de la habitación se abre y rápidamente me echo a una esquina de la cama asustada. 

— Señorita. 

Levantó la mirada al escuchar la voz, no es la misma voz que es escuché cuando estaba en la jaula, definitivamente no era él, esa voz es mucho más suave, observo la persona tratando de ver al menos unos rasgos faciales, pero fracaso en el intento 

— ¿Tú quién eres? — Retrocedo, asustada, no sé quién es esa persona, el miedo invade todo mi cuerpo. 

— Oh, disculpe. — Se acerca llegando hasta enfrente de la cama — Soy Elizabeth. — Hace una leve Reverencia, algo bastante exagerado para este era. — Soy la ama de llaves en esta casa.

Mis ojos la escanean por completo de arriba abajo, lleva un vestido blanco con un delantal encima, de verdad trabaja aquí. 

— ¿Cómo se siente? — Pregunta y acerca su mano para tocar mi frente, pero antes de que lo haga me alejo como si ella fuera una pulga. 

— ¿Q-que quiere? — Tartamudeo como una idiota. No me gusta que me toquen y no tengo idea que intención tiene esa mujer para que venga y me toque.

— Oh, no tenga miedo, señorita — Escucho una risita por parte de ella. — No le haré nada, solo quería confirmar si su fiebre ha bajado. 

¿Fiebre? 

Tocó mi frente y está más caliente que no sé qué. 

— ¿Quiere que llame el doctor? — Pregunta con una voz suave al cual no estoy acostumbrada. 

— ¿Doctor? 

Ella no dice nada y se dirige hacia la puerta saliendo, suspiro aliviada de que se haya ido, pero no pasa ni 10 minutos y regresa con un hombre atrás de ella. 

Mi corazón late del miedo. 

¿Lo había traído para que me haga algo? ¿Es porque fui grosera con ella?

Cada vez que se acerca yo retrocedo asustada. 

— N-no se acerque. — Aprieto las sábanas con fuerza tratando de esconderme hasta la esquina más pequeña de la cama, sin embargo, en el momento menos esperado termino de caer de culo en el suelo. 

— ¡Señorita! — Exclama la voz de la mujer para acercarse a mí. 

— N-no se acerca — Apoyo mis manos en el suelo retrocediendo — Por favor no me haga nada — Suplicó y siendo como las lágrimas invaden mi visión — Por favor.

Tengo miedo, no quiero que me toquen.

Ella se detiene, al parecer por fin se dio cuenta de mi miedo, mira el señor asiéndole una seña quien retrocede unos metros hacia atrás. 

— Señorita está malinterpretando, no la lastimaré ni menos el señor que está detrás de mí — Señala el hombre — él es solo un médico que llame para que la revise. 

Siento que por fin mi Alma vuelve a mi cuerpo con sus palabras. 

No me hará daño, pero ¿Puedo confiar en sus palabras? 

— Le ayudaré a levantarse manteniendo la distancia ¿De acuerdo? — Me extiende la mano. — No se preocupe, aquí está salvó. 

Sus palabras me dieron calidez extraña y al final decidí confiar en ella tomando su mano. 

Me ayuda a levantarme en el suelo dejándome sentada en el borde de la cama. 

— Entiendo que tiene miedo, pero el médico no la hará nada, él solo la revisará para saber si usted está bien, solo eso. 

— ¿E-él no me hará daño? — Secó mis lágrimas mirando la mujer quien manea la cabeza negando. 

— No la hará nada, solo verificará si usted se encuentra bien. — Toma mis manos dándole un leve apretón — Confía en mí, estaré con usted aquí.

Si ella me hubiera querido hacer algo y si hubiera traído a ese hombre para que me haga daño, ya lo hubiera hecho y no hubiera actuado tan amable conmigo. 

— S-sí, de acuerdo. — Asiento levemente dándole el entender que el señor podría acercarse. 

Mira el doctor y este se acerca, aprieto la mano de la mujer con fuerza con cada paso que da el hombre. 

— Encantada de conocer la señorita, soy el doctor Filis, y estoy aquí para ver si usted se encuentra bien — El hombre baja la cabeza en modo de saludo, y mi cuerpo se relaja. — ¿Me permites revisarla?

Maneo la cabeza asintiendo. 

El doctor deja el maletín en mis pies sacando algunas cosas, las cuales no tengo idea de cómo se llaman. 

— Señorita, esto es un termómetro, solo tiene que ponerlo en sus labios para saber si fiebre ha bajado o ha subido. 

El señor me extiende el termómetro. Lo tomo y sigo sus instrucciones. 

— Listo — Mira su reloj y lo extiendo el termómetro, lo mira para luego mirar a la señora — Su fiebre ha bajado, anoche estaba peor. 

— Gracias Doctor — La señora Elizabeth agradece mientras qué el doctor saca un cofre de pastillas. 

— Tiene que tomarlos si quiere recuperarse. — Recomienda el doctor mientras qué la mujer toma las pastillas. 

Ay no. Odio las pastillas.

— Se lo agradezco, señor Filis. — La señora Elizabeth lo agradece nuevamente acompañándolo hacia la puerta. 

No teniendo miradas sobre mí observo donde estoy, ¿dónde está ese hombre? ¿Y en qué lugar me ha dejado? 

Necesito averiguar dónde estoy. Aunque hasta ahora la señora Elizabeth, que apenas la conozco, no parece ser una mala persona, de hecho ha hecho mucho por mí, cuando tengo solo unos minutos de conocerla.

pero si hay algo que he aprendido en la vida es que no hay que confiar en las personas. 

Pero extrañamente ella me dio una calidez que había olvidado hace años. Hace dos años ya había olvidado ese tipo de calidez, sentir como alguien se preocupa por mí realmente me hizo sentir bien. 

Esa mujer no parecer ser una mala persona, aunque ahora que lo pienso no tengo idea si es señora o señorita. 

Aunque por su voz podría decir que es señora.

En Las Manos De La Bestia [+18] |Terminada|Where stories live. Discover now