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En las solitarias mañanas, los árboles firmes se movían con gran fiereza, el sonido producido era chirriante casi siniestro, los vientos incontrolables sacudian las grandes copas, y la poca nieve que se aferra con fervor a las pequeñas hojas se de...

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En las solitarias mañanas, los árboles firmes se movían con gran fiereza, el sonido producido era chirriante casi siniestro, los vientos incontrolables sacudian las grandes copas, y la poca nieve que se aferra con fervor a las pequeñas hojas se desprendía sin más en dirección hacia el suelo.

Un copo de nieve cayó desde lo alto, tan blanco como esas nubes que cubren y envuelven la ciudad con gran recelo en las mañanas, con un leve "pup" se presipito y se arrastro por la ventana. Mikey siguió su trayectoria guiandolo con su dedo hasta que esa pequeña cosa finalmente se diluyó dejando un pequeño rastro de su presencia, un poco de humedad en su meñique.
Mikey deslizó sus dedos de un lado a otro hasta que este desaparecido entre sus yemas. Es frío.

Mirando por ese gran ventanal, la nieve no cesaba, caia como una gran llovizna allá afuera. Parecia un mal augurio, pero para Mikey es todo lo contrario, es tranquilo.

Miro a su alrededor con inquietud, sus cosas ya estaban empacadas, se ajusto un poco su abrigo y bufanda lo suficiente como para que no llegara el frio, todo estaba en orden. Tomo sus pertenencias y salio de ese cuarto, giro a la derecha con destino a un viejo consultorio, este estaba hasta el fondo rodeado de unos frondosos árboles tan altos como todos esos edificios. Llego a una gran puerta de roble, tomo un corto respiro y toco con suavidad, escucho un bajo "pase" que le dio permiso para ingresar.

Estaba un poco nervioso, Mikey busco a su galeno entre el revoltijo. Junto a una pila de libros y un montón de hojas, estaba un anciano algo encorbado, la luz del cuarto iluminaba tenuemente su rostro cansado, esto acentuaba las pocas canas que tenia en sus patillas aunque contrario a lo que cabría esperar, aquellas lo hacían ver un poco más novicio de lo que aparentaba. Sus rasgos parecían fríos, pero cuando observo a Mikey su expresión se suaviso.

— Vaya así que hoy es el día? — Dejando el revoltijo atrás el anciano camino hacia el y le dio unas suaves palmaditas en la espalda — Como te sientes, estas listo?

— Por supuesto solo quería despedirme y agradecerle todo lo que ah hecho por mi — Mikey estrecho sus manos un poco afligido, por esta razón no le gustaba las despedidas, aveces no sabía que decir — La verdad es que gracias a usted pude lograrlo.

— Nada de eso, yo solo te di un pequeño empujón — Sus ojos rugosos le sonrieron amablemente, dándole un pequeño golpe lo guió hacia la puerta — Pero vamos no lo hagas sonar como una despedida, tienes que venir a visitar a este anciano de vez en cuando.

— Lo tengo en cuenta solo es la inquietud, lo llamare cuando llegue a casa — Mikey se giro y le dio un efusivo abrazo, todavía le fastidiaba el contacto físico, no importa por cuantos años conviviera con alguien, era incomodo — Cuide su salud y no se quede despierto hasta altas horas de la noche.

— Si mocoso, no necesito que me regañes vete ya — Aparentemente fastidiado el viejo lo empujo para que se fuera — y no te olvides de tomar tus medicinas, hora exacta, sabes los problemas que te acarreara si te saltas la receta.

SISU ( Draken&Mikey/Drakey)Where stories live. Discover now