3. Capítulo 2.

Começar do início
                                    

Por eso tiende a evitar a Max. Por eso hizo el duelo en su relación. Por eso se dice que lo detesta por haberlo dejado en una puta casa de acogida. Que lo resiente. Que no le importa. Que lo anhela lejos.

—De cualquier forma no tragaré eso. —Pero acá está pasando tiempo de calidad como si fueran una familia "normal" vaya ironía—. Ya me has exigido demasiado, no me pidas más.

—Entiendo, hablaré con Shunichi para llegar a un consenso sobre el menú. —Finalmente está siendo razonable—. Aunque la comida japonesa es bastante deliciosa. —¿Deliciosa? Ja, retracta lo pensado.

—Definitivamente la vejez te mató las neuronas que te quedaban. —Ash chasquea la lengua jugando con la comida, el almuerzo de hoy parece pescado quemado con algunas verduras, no es tan horrible como el temido natto, pero aun así su olor deja bastante que desear—. ¿O solo dices eso para quedar bien con Okumura?

—¿Por qué lo llamas por su apellido? Eiji tiene prácticamente tu misma edad, no lo trates tan formal.

—No se trata de ser formal. —Chasquea—. Se trata de ser distante.

—Distante.

—Distante y rudo.

—Ajá. —Max impresiona absolutamente divertido con su respuesta casi como si estuviera charlando con un niño—. Es raro que aceptes en tu cuarto a alguien si quieres ser "distante" y "rudo".

—¡No lo acepté! —Chilla—. Pero estás a un paso del asilo y tu espalda no aguantaba otra noche más en el sofá. —Palabras de Eiji.

—Oh. —Que realmente impresionan conmocionar a Max—. Gracias por considerarlo. —La culpa por no haberlo pensado por sí mismo se asienta en sus tripas igual que un guijarro, si fuera un buen hijo debería haber intuido estas cosas y no lo hizo, es un fraude.

—Fue idea de Okumura. —Así que debe matar sus ilusiones, nunca será eso que Max desea que sea.

—Eiji es una buena influencia en ese caso.

—Ja. —Ash ríe apoyando su mentón en su palma amurrado—. Si supieras realmente cómo es habrías dicho otra cosa.

—¿Cómo es? Parece un buen chico, hasta va a la universidad ¿no?

—Si fuera tan buen chico él mismo se pagaría la universidad, ¿cierto? Pero tiene a su pobre tutor de esclavo.

—Primero, Eiji es becado. —Max lo corrige—. Segundo, tú tampoco pagas la universidad, la pago yo.

—Ah, vamos a sacar cosas en cara. —Ash se levanta, se murió el momento paternal—. Y para que te conste, no recuerdo haberte pedido nada, ni educación, ni techo, ni alimento, está bien si me quieres cobrar pero necesito que seas directo para así saber cuánto pagarte.

—No. —Max intenta calmarlo—. No es eso, lo siento, no quise insinuarlo.

—Me largo. —Ash se tira su mochila al hombro—. Los chicos y yo tenemos que ganarnos la vida para poderles pagar a nuestros salvadores aun si eso implica andar en los callejones recogiendo las migas.

—Mocoso...

Ash no quería sonar como que le estaba echando la culpa a Max por sus decisiones de mierda porque está consciente de que si su vida es una porquería gran parte de la responsabilidad recae en que Ash ha construido una vida de porquería, más él no se rompió solo y aun así se tiene que arreglar a ciegas porque ningún médico, terapeuta o trabajador social fue capaz de ayudarlo, ¿qué le dice eso? Incluso los profesionales en los sectores más precarios lo encontraron imposible de arreglar, bah, vivirá roto en ese caso, ¡le da igual!

Don't go insane.Onde histórias criam vida. Descubra agora