03

48 3 0
                                    

eunwoo salió de su casa mientras terminaba de comerse unas uvas.

siempre fue el tipo de persona a la que le gustaban las frutas y verduras. aunque rara vez se podía dar el lujo de tener ambas cosas, juraba que era lo que más disfrutaba. estaba todo tan caro en esos días.

al cerrar la puerta, se encontró con una cara muy conocida.

reprimió una risa al recordar como al principio quería evitarlo a toda costa y ahora quería de alguna forma acercarse y hablarle.

—¡byeongtae! —lo llamó alzando la mano y saludándolo.

—eunwoo, entonces era verdad que éramos vecinos.

—sí ¿no es genial? —preguntó con cierto entusiasmo —primero descubrí que hosuk era mi vecino y ahora apareces tú —sonrió divertido —a todo esto ¿qué le pasó a tu cabello?

—ah, solo es un peinado, ya sabes, quiero seguir la nueva moda.

—¿nueva moda?

—lo vi en televisión.

—oh, está bien, supongo —se notaba mucho que se había rociado el cabello con algún tipo de spray —¿quieres que vayamos juntos a la escuela?

—vamos —aceptó sin más.

byeongtae sintió que eunwoo estaba siendo demasiado amable con él. lo miró de reojo, se notaba mucho que era alguien de la ciudad, sobre todo por su acento, estaba seguro de que era de seúl.

llegaron a la entrada de la escuela, pero eunwoo se quedó como cinco pasos atrás al darse cuenta de que byeongtae estaba caminando de manera peculiar, como si fuera un modelo o algo así.

eunwoo mentiría si dijera que no se sintió avergonzado.

además, justo lo habían detenido por llevar la parte de su camisa abierta y el cabello con spray. eunwoo le hizo una señal diciendo que se adelantaría, y menos mal que lo hizo justo a tiempo, porque en ese instante llegaron cheolhong y los demás.

la campana sonó y las clases comenzaron.

ahora mismo se encontraban en el campo de la escuela, escuchando como el profesor de agricultura hablaba sobre plantar cacahuates.

eunwoo lo escuchaba atentamente anotando cosas en una pequeña libreta.

—si plantas un cacahuate —mencionó el profesor metiéndose uno a la boca —vas a obtener doce o incluso veinte como máximo a partir de ese único. si no es un milagro, entonces ¿qué es?

—quiero plantar uno en el patio de mi casa —le dijo eunwoo a hosuk.

—¿por qué harías eso?

—no lo sé, tengo la corazonada de que si lo hago, me haré millonario, él dijo que era un milagro ¿no?

—ah, eso es imposible ¿quién se haría millonario solo vendiendo cacahuates? además, no se refería a ese tipo de milagros.

—te sorprendería la cantidad de borrachos en seúl que le gusta comer eso —sentenció dándole una mirada seria.

eunwoo siguió prestándole atención al profesor.

la vida en aquel pueblo había cambiado por completo su manera de mirar las cosas, incluso había comenzado a plantar flores en el jardín de su casa, algo que jamás hubiese hecho estando en la ciudad.

—tengo cacahuates tostados y ustedes tienen crudos. no los coman o pueden arruinar sus estómagos —advirtió el profesor antes de que la mayoría se los llevara a la boca, pero algunos ya los habían masticado y rápidamente los escupieron —cualquiera que se meta conmigo se va a comer un puñado de cacahuates crudos ¿entendieron? —preguntó de forma amenazante.

𝐒𝐎𝐔𝐑 𝐆𝐑𝐀𝐏𝐄𝐒, boyhood  Where stories live. Discover now