Su ropa, vieja y algo desgastada, contrastaba brutalmente con el ambiente. Se sintió avergonzado, como un intruso en un mundo que no le pertenecía. Un sudor frío le recorrió la frente y sus manos se crisparon a los lados.

Con la cabeza gacha y el corazón apesadumbrado, Taehyung giró sobre sus talones dispuesto a abandonar el centro comercial. La vergüenza lo corroía por dentro y la idea de huir era lo más tentador. Sin embargo, justo en ese momento, una voz familiar y dulce como la miel lo detuvo en seco.

-— ¡Taehyungie, llegaste!— saludó el pelirosa con emoción.

El rubio se giró de inmediato, levantó la mirada y se topó con un sonriente Jimin. Quedó perplejo al observarlo con detenimiento. El pelirosa portaba un hermoso traje color rosa, bastante elegante, con miles de diamantes incrustados en él. Los accesorios brillantes y costosos, adornaban su cuello y también sus manos. Además, una fila de aproximadamente doce guardaespaldas, lo acompañaban.

— Y-yo... S-si...— respondió a duras penas. Taehyung Se sentía bastante cohibido, tan fuera de sí. No estaba acostumbrado a ese tipo de ambiente.

— Perfecto, entonces... ¡vamos!— el rubio no tuvo ni tiempo de reaccionar porque el bajito lo jaló con efusividad, adentrándose en una de las costosas tiendas.

Sería un largo día...

Mint Entertainment

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Mint Entertainment.

Lee Joon se encontraba en su oficina, con la mirada clavada en los papeles que yacían sobre su escritorio. La frustración era palpable en su rostro, una mezcla de impotencia y amargura que teñía sus facciones. Los documentos, con sus números rojos y sus gráficos descendentes, narraban su completa ruina.

— Maldición...— susurró para sí mismo. No sabía que más hacer, y la única opción que tenía ahora, era el bastardo de Jeon, pero el maldito no era fácil de engañar. Tendría que dejar ese tema por la paz, no podía perder su dignidad, rogándole a ese imbécil superficial.

¿Que demonios haré?

Un golpe seco en la puerta lo sacó de su ensimismamiento.

— Señor, Lee.— la secretaria llamó desde la puerta con insistencia— Lo buscan.

— He dicho que no estoy para nadie, ¡largo!— gruñó el viejo en respuesta, su paciencia al límite.

— Pero, señor...— la voz de la mujer se volvió más temblorosa e insistente— E-es su sobrino. Dice que es urgente.

En ese instante, la voz del visitante irrumpió en la oficina, llenando la habitación con su tono jovial y despreocupado.

— Ni siquiera para tu sobrino favorito, ¿eh, tío?— dijo el hombre, con una sonrisa traviesa.

Lee Joon se levantó de su escritorio, fulminando al recién llegado con la mirada.

— ¿Qué haces aquí, Woo?— preguntó el mayor con sarcasmo—. Creí que no querías saber nada de nosotros.

EFECTO PÚRPURA // KOOKV (PAUSADA) Where stories live. Discover now