Las personas que están pasando al lado de nosotros, se quedan mirándome raro por como me he separado del señor.

     Lentamente giro mi rostro para mirar al hombre que se ha atrevido a poner su mano en mi espalda baja.

    "POR ESE HOMBRE VOY A MISA Y CONFIESO MIS PECADOS ARRODILLADA DELANTE DE ÉL".

    Debo parecer un perrito con la lengua afuera y la saliva colgando de ella.

   Nunca en mi vida he visto un militar que me sea atractivo a los ojos, pero este hombre cambia esa perspectiva.

   Nada mas hay que mirar ese bello rostro. Santo espíritu divino.

    —¿Señorita? ¿Está usted bien? —empieza a acercarse a mí para verme más de cerca, supongo.

    Salgo de mi ensueño y carraspeo abriendo mis ojos de golpe.

    —Por supuesto que estoy bien... — señalo su cuerpo por completo con mi dedo índice—. Solo andaba pensando en unos problemas que tengo. —me río de mi propio chiste sabiendo muy bien que estoy pensando en lo bien que se vería sin camisa.

   "Perdona mis pecados, Dios. Sabes que no soy así" pienso en mi cabeza.

    Mis miradas indiscretas a cada parte de su cuerpo no le pasan por desapercibida a este hombre.

   Por un momento nos quedamos mirándonos, fijandonos en cada parte de nosotros que nos hace diferentes.

    La diferencia es mucha, soy Dominicana y el es Coreano. Hay muchas diferencias entre nosotros y cabe resaltar que son el cabello, los razgos físicos, los ojos, el cuerpo y otras cosas más.

    —Me alegro que esté bien. —Él coloca sus dos manos detrás de sus espalda, escondiendo esos bellos brazos de mi vista—. Por un momento pensé que le pasaba algo. Estaba distraída aunque aún lo está.

   ¡Ay maldición!

   Todavia sigo embobada.

   Me arrasco la cabeza queriendo esconder la vergüenza que siento.

    —No, como le dije. —carrapeo de nuevo y pongo una mano en mi frente—. Estoy pensando en los muchos problemas que tengo. —le sonrío incómoda—. Pase buen día.

   Incómoda por saber que él ya se dio cuenta de que estaba deslumbrada mirándolo, intento escaparme de su lado y por fin entrar a la editorial "La mariposa" para hacer negocios con mi libro.

    Cuando abro la puerta para poder entrar, una mano me detiene de hacerlo, colocando sus suaves manos en mi muñeca.

    —¿Acaso es escritora? —pregunta una voz masculina y cuando me giro para ver quién me ha detenido, me doy cuenta de que es el mismo militar.

   Trago saliva en seco.

   "AY DIOS MIO, QUE MANOS TAN SUAVES".

    Giro mi rostro hacia la cafeteria que está en frente del la editorial, para evitar mirarlo a los ojos.

    —Sí, soy escritora y... —intento soltarme de su agarre y lo logro ya que me estaba sosteniendo suavemente—. Se me hace tarde.

    —¿Puedo saber como se llama su libro? —me pregunta antes de que pueda entrar por fin en la editorial.

   Respiro profundo porque ya me estoy enojando.

   Mi humor puede cambiar de un segundo a otro. No sé por qué, pero así soy y que más da.

   Todos estamos locos y no deseo ser diferente. Mi bipolaridad no me deja serlo.
   
    —Mil formas ... —No me deja terminar.

    —De amarte... —termina de decir por mi.

   Sus ojos están brillantes, como si estuviera deslumbrado por algo que ve.

    Trago saliva para no estar más nerviosa.

    Estoy asombrada. ¿Cómo sabe él el nombre de mi libro? ¿Acaso lo ha leído?

     —¿Cómo sabes el nombre del libro? —pregunto arqueando una ceja.

   Y por primera vez, saca a relucir esa hermosa sonrisa que tiene.

    Parece que su sonrisa es patrocinada por Colgate. Es perfecta.

     —Soy tu fan #1 y para sorpresa tuya... —sube los escalones y se coloca en el ultimo para estar en el mismo que yo—. Soy el hermano de la dueña. —me guiña el ojo.
    

¿Qué les parece este pequeño capítulo introductorio?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Qué les parece este pequeño capítulo introductorio?

A mi me gustó. 💙🩷

Les agradezco sus votos y comentarios 🩷💙

MI DULCE REGALODonde viven las historias. Descúbrelo ahora