26. Maestro del mal

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Zayn pone el ordenador sobre la mesa de centro se levanta con sus manos en sus caderas y con mirada severa.

—Lo haremos sufrir, se arrepentirá de esto —dice segura de sí mismo—, descubriremos a la persona que se encuentra detrás de esto y la haremos pagar.

Su ojo izquierdo comienza a temblar con ira.

—Calma —le digo asustado por su rostro.

Harry toma asiento en el pequeño sofá de cuero negro al lado del estante lleno de libros. Su departamento siempre está sorprendentemente limpio y siempre mantiene este ambiente cálido, todo él lleno de madera acaramelada y plantas verdes.

—No entiendo —expresa Harry.

—Te lo repito una vez más, profesorcito... me contactaré con uno de mis primos, el cual trabaja para la policía, con suerte usando los mensajes que se le envían a Louis encontraremos a la persona detrás de esto y le daremos un escarmiento ¿Ahora si me entiendes o necesitas una licenciatura para eso?

Harry le rueda los ojos.

—Ya entendí.

—¿Cuándo hablarás con tu primo? —pregunto—. No puedo dejar de pensar en eso, la persona firmó el primer mensaje como J, de ahí no lo volvió a hacer ¿Quién que conocemos tiene un J en su nombre?

—Ya le dejé un mensaje, pronto nos reuniremos con él —dice sonriente—. Respecto a J... Nadie.

—Bueno, en cuanto al escarmiento... ¿ideas? —digo.

—Hay que atar a esa persona de cabeza a una viga —propone Zayn— hasta que toda su sangre quede en su cabeza.

—O podemos entrar a su casa —dice Harry— y dejar la escena de un secuestro, finjamos que nos llevamos a su madre o hermanos, si es que tiene.

—O podemos golpear a esa persona en las pelotas, o en su vagina en caso de que sea mujer —dice Zayn.

—Okay, se están poniendo extraños, después decidiremos qué hacer con eso —digo espantado ante semejantes ideas que se le ocurren a este par.

—Nadie puede controlar mi maldad —sentencia Zayn riendo malévolo— ¿Tienes comida aquí o tu sueldo de profesor no te alcanza para llenar la despensa como se debe?

Reprocho a Zayn en cuanto termina su comentario. Él ríe y Harry la acompaña en su diversión. Este se levanta del sofá y se dirige a su pequeña pero moderna cocina, abre una de las alacenas sobre la mesada y juro que los ojos de Zayn se salen de sus órbitas.

—¿Mediterráneas o clásicas? —pregunta él sacando dos enormes bolsas de papas fritas.

—Mediterráneas, por favor —dice ella como niño pequeño.

Él le lanza el paquete desde su sitio y él le agradece.

Permanezco en el sofá mientras escucho como hacen planes contra la persona de los mensajes, sinceramente, empiezo a temer de sus mentes maquiavélicas. Mientras más ideas tienen más me sorprendo de lo retorcidos que son ambos.

Al final se deciden por una venganza que podría llevarnos a prisión.

—¡¿Qué?! ¡No pienso entrar a casa de nadie y cometer vandalismo! —exclamo cruzándome de brazos.

—¡Yo no pienso dejar que esas fotos sigan circulando hasta que tu reputación queda en el suelo y él vaya a prisión! —dice tomándome por los hombros—. Haremos esto.

Veo sus ojos observándome preocupado. Zayn se está tomando esto enserio, la situación es grave, y las medidas que estamos tomando lo ameritan.

Miro a Harry a su lado.

¡Profe, No Borre El Pizarrón!  L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora