⿻۬︿┊𝐕𝐄𝐍𝐔𝐒 𝐒𝐄𝐀 vivió toda su vida en el Capitolio, paso hambre y frío durante la guerra, pero tuvo la suerte de recuperar todo su dinero. Su familia era conocida por ser la familia ideal. Todos querían ser como ellos. El padre un hombre traba...
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El viento soplaba fuertemente moviendo el negro pelo de la ojiazul, como podía seguía cosiendo aquella camisa tan blanca como la nieve, su pequeño hermano se había caído, el chico no quería contarle a su padre por lo que al decirle a su hermana está rápidamente empezó a coserla para que el menor no se llevará la peor parte por un pequeño accidente. Faltaba poco para que terminara de coserla pero su padre ya la había llamado una veces para comer y al no ir se arriesgaba a qué una fuerte cachetada tocará su rostro.
──¡Venus!.──el grito de su padre desde dentro de la casa se podía escuchar. Sus pasos cada vez estaban más cerca, rápidamente termino de coser la camisa y oculto las cosas debajo del pequeño banco que había fuera de la casa. Su padre llegó con un rostro bastante enojado.──Te llamé a comer.──el mayor se acercó a la jóven quien sentía que su corazón prontamente se saldría de su pecho, el miedo que le provocaba su padre era gigantesco, algo que no podía detener. El mayor se acercó, levanto su mano y como era de esperarse le pegó una cachetada a su hija mayor.──Aprende a respetar a tus padres. No te atrevas a acercarte a la mesa, hoy no cenarás.──el mayor volvió a a entrar en la casa dejando a la jóven con su mejilla totalmente roja y sobándose suavemente. Venus no se esperaba menos de su padre, el mayor era alguien realmente abusivo, pero no podía decir nada de su madre, ella era igual o peor que el, se lamentaba cada día al ver a Venus, ella nunca había querido una chica en la familia, por lo que su mayor orgullo era el jóven Uranus.──
Venus cómo pudo subió las escaleras hacia su cuarto, estaba acostumbrada a eso por lo que no sentía enojo o algo en general hacia su padre. La jóven se dirigió hacia su cuarto cerrando suavemente la puerta color vino detrás de ella, dió un largo suspiro y se sentó frente a su espejo dorado, se veía así misma con una sonrisa falsa en el rostro. La jóven tomo su cepillo para el cabello y lentamente lo empezó a pasar en su negro pelo azabache, pensaba que algún día escaparía de su casa junto a su pequeño hermano y que ambos vivirían felices, aunque no podía hacerlo, su padre tenía los mayores contactos en todos lados, no era lo mejor. Su hermano menor, Uranus Sea, era un chico inteligente, lamentablemente su cerebro había sido completamente lavado por culpa de los juegos, nunca se los perdía, desde pequeño comenzó a amarlos a pesar de saber cómo eran, el menor había tenido largas conversaciones con su hermana de porque los juegos eran algo horrible, sin embargo, nunca llegaba a comprenderlo bien. La jóven Venus bajo lentamente el cepillo y lo dejó dónde antes estaba, se paró de aquella pequeña silla color dorado que combinaba muy bien con el espejo y empezó a caminar hacia su ropero, saco su pijama el cual estaba muy bien doblado, lo estiró en la cama con suavidad y gentileza para luego quitarse su ropa y ponérselo, estaba lista para dormir por lo que se acostó en su cama pensando en que mañana tendría un día igual a ese o quizás mejor.
