—"Están" —aclaró Alcander—, en plural.

—Pero ¿Quiénes?

—Puede ser una confusión, recuerda lo que nos pasó, vimos el pasado, o viajamos al pasado. Tal vez le pasa lo mismo ahora, tal vez está en el sueño y está confundiendo el pasado con el presente.

Doris negó —No lo creo, él estaba muy... Normal, quitando los gritos y los ojos.

—No, ese no era él.

—Alcander, he pasado mucho tiempo con él estas dos semanas.

—¡Y yo he pasado con él toda la maldita vida! —le gritó, estresado.

Doris se puso seria y miró a su primo.

—Mira sé que tienes miedo y estás estresado. ¿Pero adivina qué? Todos lo estamos. Así que cálmate porque si algo odio más que a la gente es a la gente que me grita.

Alcander no respondió, sabía que no había estado bien su reacción, pero no era alguien al que se le hacía fácil reconocer sus errores y pedir perdón.

—Tengo miedo de que haya algo detrás de la barrera —admitió—, porque la única forma que tenemos de defendernos es ceder ante esto raro que no está pasado, y primero muerto a que esa cosa vuelva a poseerme.

—Es Poder Alcander, llámalo como es, y no nos posee, es solo que no sabemos cómo manejarlo.

—Juega el juego o el juego te juega a ti, Doris.

La menor reconoció esas palabras, y las odiaba.

—No cites al abuelo, Alcander.

—Pero es cierto, o nosotros controlamos esa magia de mierda o ella lo hará con nosotros.

Doris decidió ignorar todo eso y dijo lo que se le ocurrió al escuchar a Demetrius.

—Dijo exactamente lo mismo que dijo Cora cuando aparecieron esas cosas en tu pueblo. En la tierra Catherine y yo nos sentíamos mal, Cora dijo que era por el aire y por el agua ¿Recuerdas? —Alcander asintió sin entender cuál era el punto de su prima—, pues no sé si has prestado atención, pero varias veces han mencionado algo sobre "infectados" y sumando a lo que dijo Catherine en el hospital, eso de que este planeta está muriendo, puedo asumir dos cosas: Primero, que los que están detrás de esa barrera son los infectados, y segundo, que lo que tiene mal a Demetrius es su conexión con la tierra de este planeta.

—Y la "enfermedad" —utilizó sus dedos como comillas—, de este planeta viene precisamente de esos infectados.

Doris alzó su ceja en afirmación —Así que sí sabes utilizar tu cerebro —dijo para después agacharse y tratar de levantar a Demetrius del suelo.

—A veces, cuando me da la gana —respondió él, imitando la acción de la chica.

Entraron a la cabaña y lo dejaron en el mismo sillón en el que estaba antes. Y ambos se mantuvieron a su lado.

—¿Qué son exactamente esos infectados?

—Los que incineraste hace como... ¿Una hora?

Una corriente le recorrió la espalda a Alcander tras esas palabras. No le gustaba recordar la masacre que hizo en tan solo minutos.

No le respondió y volvió a tomarle el pulso a su amigo. Seguía igual de rápido que hace unos minutos.

Se fijó ahora en su respiración. Y aunque su pulso estaba disparado como loco, su respiración era bastante normal.

Alcander ya ni trataba de buscar alguna explicación, le bastaba con saber que estaba vivo.

—¿Por qué no entran? —Doris habló mirando hacia afuera desde la ventana.

El Regreso A ÒsirysWhere stories live. Discover now