Fin.

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Miras hacia adelante, admirando el anaranjado atardecer que ya dabas por perdido. Tus manos se mueven libremente por la baranda metálica frente a ti, asegurándote por su fría temperatura que no se trata de alguna cruel alucinación. Inhalas el aire no tan limpio, pero más fresco y agradable que el presente en ese encierro alocado. El viento despeina tus cabellos crecidos por el largo tiempo que pasaste sumergido en ese sueño.

Tus ojos se pierden en la línea del horizonte, nostálgicos por motivos más serios que solo extrañar ver ese molesto punto amarillo quemando tus pupilas.

Pese a que intentas ignorarlo con todas tus fuerzas centrando tu atención en los colores claros que lentamente se tornan oscuros, algo dentro de ti siente que se está hundiendo, ahogándose en toda esa paz que no proporcionaban los jueguecitos de Caine, las bromas pesadas de Jax, los gritos aleatorios de Kinger, las búsquedas de la dichosa – Maldita – puerta por parte de Pomni.

Maldices en tus adentros.

¿Cómo podrías extrañar algo así? Ser retenido en un lugar con cada individuo más loco del otro.

Suspiras, apoyando un codo en la superficie metálica y tu mejilla en la palma de tu mano, frunciendo levemente el ceño.

Hay algo más. Claro que lo hay.

Y lo peor es que lo recuerdas justo cuando el morado domina temporalmente el escenario.

Miércoles.

Eso diría él con tal de sentirse un antisistema.

Cualquiera con más de dos neuronas diría que deberías superarlo, si se lo hubieras contado a alguien en primer lugar. Es decir, ¿cómo hacerlo? ¿“Hola amigo mío con el que no hablo a saber desde cuándo, sabías que durante el coma conocí a un conejo antropomórfico que me hacia la vida un yogurt pero nos llegamos a gustar y ahora lo extraño muchísimo aunque ninguno de los dos sabe su nombre real, dirección, nacionalidad, ABSOLUTAMENTE NADA DE NUESTRAS VIDAS”?

Que tonto sería eso. Te tomarían por loco, y que bien te verías vestido de blanco, con una camisa de fuerza.

Haces una mueca de disgusto solo imaginándote estando todo el día entre esas paredes acolchonadas, seguramente en una esquinita para prevenir inseguridades, contando los segundos al carecer de cualquier entretenimiento decente.

Ugh.

Mejor ahorrarse ese trauma y mantener la boca cerrada, o tal vez escribir tu experiencia esquizofrénica en un diario y venderlo a alguna compañía de animación para que hagan un largometraje, serie o algo así sin mencionar tu nombre ni en los créditos…

Espera, tampoco suena tan mal…

Solo ahórrate las partes de romance cursi y cliché, que eso a nadie le interesa.

¿O sí te interesa?

¿Quieres indagar un poco en tus recuerdos?

El enfoque principal de tus pensamientos se basa en los momentos “románticos” que viviste – O soñaste – en ese lugar, por lo que descartas instantáneamente el inicio tan indeseable que tuvieron.

A la primera, siendo blanco central de varios chistes y bromas nada más llegar a un lugar donde si te estresas mucho te mueres, lo normal es tener un odio desmedido por ese conejo malparido, cosa que no puedes negar.
Al principio lo odiabas con todas tus fuerzas y deseabas fervientemente descubrir cosas de él para devolverle las jugarretas. Mal plan.

Hey, tampoco fue tu culpa que le diera un bajón depresivo, ¿quién iba a pensar que esa cosa sí tenía sentimientos?

Lo verdaderamente gracioso es que, después de mágicamente recuperarse tras cuatro días de encierro voluntario en su habitación, ni se parecía tanto al Jax original. Bueno, sí, seguía siendo un completo imbécil con Ragatha o Gangle, pero su trato contigo pareció suavizarse, como si te respetara un poco… o te quisiera asfixiar con una almohada mientras dormías.

Después del final ☞ Jax x Male reader ☟Where stories live. Discover now