2. Una Bromita

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Al siguiente día la mayoría del Moby Dick se había levantado con una gran resaca.

Algunos comandantes simplemente despertaron con un leve dolor de cabeza, pero no tenían resaca, pues ya estaban un poco acostumbrados a toma grandes cantidades de Sake.

Por otro lado, Marco, apenas y pudo conciliar el sueño. Las palabras del Pelirrojo se mantuvieron rondando por su mente toda la noche, impidiendo le dormir sin cuestionarse la razón del porque le había dicho aquello.

Primero pensó que era en broma -pues era lo más lógico- luego pensó que era por estar borracho, pero recordó que el Pelirrojo parecía como si no hubiera tomado y estaba 100% cuerdo de lo que había dicho, y ya por último pensó en algo que volvió a hacerlo sonrojar, pero está vez también haciéndo que su corazón empezará a latir mucho más.

Manteniendo esa última idea en su cabeza, solo logro dormir unas dos horas. Tenía que levantarse temprano para verificar un par de cosas en el barco, a veces también odiaba su cargo de primer comandante, eso le daba mucho trabajo.

A las ocho de la mañana, la mayoría de comandantes ya estaban despiertos. Cada uno se encargaba de su división correspondiente. Verificando que todo estuviera en orden y que no hiciera falta nada.

Marco pasaba por todos los lugares del barco, ya había terminado de verificar que en su división todo siguiera en orden. Por lo tanto se dispuso a pasear por ahí mientras iba de camino a la cocina. Necesitaba urgentemente un café, sentía que en cualquier momento podría caer dormido como lo hacía Ace al tener algún ataque de narcolepsia.

En la cocina se preparó un café, sin tanto dulce, no necesitaba Demasiada energía, con tal de mantener los ojos abiertos el resto del día era suficiente.

Algunos de la zona de la cocina se ofrecieron a prepararle el café y también el desayuno por adelantado, pero él aclaro que no era necesario y que podía esperar hasta el desayuno.

Teniendo ya la taza en sus manos, dió un sorbo. Y dios santo, le había quedado delicioso el café. Tomando de a sorbitos se dirigió al barandal para ver el océano. Sentir la suave brisa en su rostro mientras tomaba una de sus bebidas mañaneras favoritas era todo lo que necesitaba para recuperar sus energías.

Se mantuvo así durante un buen rato, por lo menos hasta que por un golpe en su espalda lo haya hecho desconcentrarse de su momento de paz y escupido un poco de su café.

Marco soltó un gruñido. Frunció el ceño y con una mueca se dió la vuelta para ver al causante de haber interrumpido su querido momento de paz.

--Oh... Hola Ace-yoi-- El de pecas sonrió y lo abrazo pasando su mano por su cuello. Algo que hizo que Marco aflojara un poco el ceño.

--¡Ey, Marco!, Buenos días hombre. Parece que ya no estás igual de rojo que anoche, jaja-- Marco rodó los ojos restándole importancia a las palabras de Ace. Siguió tomando su café solo que está vez un pequeño sonrojo apareció en sus mejillas.

--¿Que necesitas-yoi?-- No quería que el pecoso viera que nuevamente se estaba sonrojando.

--Los arsenales de Sake están bajos. Antes teníamos casi para meses!, Y ahora solamente quedan para un mes, y eso tomando en cuenta el sake que se suele usar para las comidas y el que Oyaji ro-, ejem, toma con autorización-- Marco alzó una ceja por la corrección que se hizo el pecoso. Pero decidió no darle importancia, desde hace tiempo sabía que su padre tomaba a escondidas, y a veces se lo permitía, mientras que en otras veces si le arrebataba el Sake.

--Entonces...?--

--Entonces Oyaji decidió hacer una parada en una isla que queda a unas horas. Al parecer esta siendo protegido por nosotros, así que veremos si por lo menos obtenemos Sake para un tiempo antes de embarcar en Water 7 para también encargarnos de las reparaciones del barco-- Marco volvió a mirar al océano y Ace estaba esperando a que respondiera.

Entre Broma y Broma || Marco x Shanks ||Where stories live. Discover now