OLIVIA EVANS, una popular adolescente que ve su historia de amor desmoronarse cuando Danny Walter, su novio, la deja inesperadamente al enamorarse de otra chica.
Herida y decidida para vengarse, encuentra consuelo en los brazos de Issac, el atracti...
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ENTRE AL INSTITUTO con Erin, mi mejor amiga, nerviosa por lo que había pasado ayer en la fiesta. Quería contárselo antes de que alguien más lo hiciera, me sentía idiota, como podía haberme pasado con la bebida. Mierda.
— Erin, necesito contarte algo sobre la fiesta de anoche.
— ¿Qué pasó?— pregunto curiosa.
— suspire.— Bueno, resulta que... me besé con Isaac.
— ¡Que! ¿Isaac? ¿El primo de los Walter?
— Sí, justo ese. Fue un lío total, Erin. No sé cómo explicarlo.
— ¡Vaya fiesta que tuviste!— dijo emocionada, pero al ver mi cara se puso seria.— ¿Y ahora qué?
— No lo sé. Me siento imbecil.— hice una pausa.— Y lo peor es que Danny se enteró. Anoche, él y Isaac se pelearon.
— Uuuhhh... Se peleaban por ti.— rio.— ¿Intentaste detenerlos?
— Si, pero terminé en el suelo. Por suerte, Kylie apareció de la nada y logró calmar la situación.
— ¿La mejor amiga de Alex, no?— pregunto Erin.
— Sí. Pero ahora estoy preocupada por cómo va a seguir todo esto. La situación está bastante complicada.
— ¿Y porque no aprovechas la oportunidad y te vengas un poco de el? Ha sido un hijo de puta contigo, es hora de vengarse.
— No lo se, Erin.
— Dios, Liv. Eres una Evans, tu hermano hasta estaría muy orgullosa de ti si lo hicieras.
Mientras metíamos nuestras cosas en las taquillas, de repente, nos topamos con Danny, Nathan (su hermano) y una chica de piel morena con una vestimenta muy neoyorquina.
Al notar la mirada de desaprobación de Danny hacia mi, decidí devolverle la mirada, reafirmando mi determinación de no dejar que su actitud afectara mi día. La tensión era palpable mientras continuábamos nuestro camino, conscientes de la complicada situación que se avecinaba.
— De acuerdo, ¿Cuál es el plan que tienes en mente?
— ¡Genial!— salto de emoción.— En el recreo te cuento todo, tengo clase.
Nos despedimos con un abrazo, y cada una se respectiva clase. Tenía que empezar bien el trimestre, mis notas habían bajado y tenía que mejorarlas muchísimo.
Entré en la clase y, para mi sorpresa, vi a Isaac hablando con unos amigos justo al lado de la única mesa vacía. Un suspiro escapó de mis labios, y por un momento, deseé que se hubieran equivocado de lista de clases.
Sin embargo, al revisar mi horario, confirmé que esa era, de hecho, mi clase. Rápidamente, di media vuelta y salí de la sala, sintiendo la incomodidad y las emociones complicadas en mi interior. Parecía que el destino había decidido ponerme a prueba en el lugar menos esperado.
