—Sí quiero—lo interrumpió, levantándose con ayuda, totalmente despeinado y un rostro agotado, somnoliento.

—Entonces vamos— fue extraño, no se veía capaz de invitarlo alguna vez a eso, pero ahí estaba, guiando del brazo a su grandulón amigo para dormir juntos.

Por suerte todo estaba en orden (gracias a Hakkai), el desperfecto eran las sábanas arrugadas, y un gran peluche en el medio. Souya se sonrojó, había olvidado que dormía con él, por suerte nunca fue juzgado por Hakkai.
Entraron ambos cerrando la puerta tras ellos, el ligero sonido hizo dar un brinquito a Souya.

Era la primera vez que compartirían una cama, una noche, y una emoción secreta.

Hakkai acomodó la almohada que venía cargando para echarse del lado izquierdo, tendiendo la colcha y estirándola a patadas vagas, en cambio Souya se metió más despacio a la cama, quitándose las pantuflas para luego taparse, no sin antes atraer a su peluche a su pecho para así abrazarlo.

Faltaban unas cuatro horas para el amanecer, mientras pensaban aprovechar el sueño. Dormir juntos fue mejor de lo que esperaron, no tuvieron empujones, ni quejas para el momento de despertar, salvo que a Angry le silbaba un poco la nariz, estaba propenso a resfriarse.

Durmieron dándose la espalda el uno con el otro; Hakkai no podía estarse quieto en una posición, giraba mucho, a sí mismo o a la almohada para sentir el lado frío.

Tampoco pudo dormir bien, pese a que la cama era más suave, no podía dormir por el hecho de estar junto al muchacho que le gustaba.
No veía nada por la oscuridad, pero así era mejor, más atrevido, más emocionante.

Creía que ya estaba dormido, quiso acercarse, tocarlo, abrazarlo del mismo modo que Souya lo hacía con su peluche, pero solo pudo quererlo en silencio. Demasiado cerca, demasiado lejos para recrear sus ilusiones.
Pasaron los minutos, alrededor de la media hora, Hakkai se durmió de verdad, y Angry, en busca de calor tomó la cobija de su amigo pensando que era otra suya, jaloneando de esta.

Cuando la luna comenzó su camuflaje con el cielo para no lucir tanto como el Sol, Hakkai, que había despertado temprano se dedicó a ver de frente a su amigo...
Apreció los ojitos cerrados, el cabello que tanto le llamaba la atención, a Souya con un peluche entre su pecho al que arrullaba, fue una imagen tierna.

Quiso mantener sus manos quietas, pero un impulso las llevó a tocar su nariz que rozaba con la colcha, y otro impulso lo hizo acercarse, dejar que su mano recorriera en el aire, siguiendo la curva y postura del cuerpo que estaba envuelto frente a él.

No fue capaz de tocarlo más, Souya estaba dormido. Despierto, de pie, en un dia común, lo hubiese abrazado por sorpresa, derrochado el amor que día con día nacía, pero estando así, solo pudo deleitarse.
En realidad, moría por ponerlo entre sus brazos y apretarlo, mientras Souya durmiera...

—No lo hagas—se detuvo cuando alzó la mano a la altura de la mejilla de Souya, subiendo hasta su frente —Lo despertarás ...— habló quedito, sin apartar el rizo que caía sobre su rostro.—Souya...eres tan lindo.

[. . .]

—Tápate Hakkai...— Angry lo estaba regañando mientras este supuestamente dormía, pues estaba con las piernas descubiertas, casi temblando, pero nada que se volvía a cubrir.

Claro, estaba olvidando que fue él quién le quitó la cobija.

Souya se escabulló de su cama, de mala gana, la alarma lo despertó puntualmente para prepararse para su primera clase en línea. Al menos, estaba contento de empezar a levantarse con la primera alarma y no con la quinta.

Viviendo juntos|| HakkaSouWhere stories live. Discover now