Capítulo 6 Parte 1

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-¿Qué? - El capitán había abierto los ojos en un instante por la sorpresa ¿hijos? Luffy no entendía porque querría tener hijos, hasta dónde sabía (por observar a Makino y por comentarios de Dadan) eso significaba tener poco tiempo y muchos problemas, había visto como Makino tenía ojeras por no dormir por cuidar a su niño, sinceramente no le interesaba pasar por eso en lo más mínimo, menos ahora que esta tan cerca de convertirse en rey de los piratas. -¿Por qué querría tener hijos?-

   Yamato ya esperaba esto pero era alentador que no se hubiera negado directamente, tal vez tendría una oportunidad, pero teniendo en cuenta la personalidad de su amante lo mejor sería no darle vueltas al asunto. -Luffy... Me gustaría que nos quedáramos con Ulti. - Luffy enmarco una ceja mostrando confusión.

- Ya te dije que podía quedarse en el barco. -

   La oni sacudió levemente su cabeza con los ojos cerrados. - No me refiero a eso. - Sus manos se dirigieron a la niña que se encontraba dormida entre ambos, abrazándola más cerca de ella, aun dormida la peliazul se abrazo a ella enterrando su cabeza en el pecho de la peliblanca. - Me refiero a quedarnos con ella... Como nuestra hija. - El pelinegro seguía con su expresión confundida, permaneciendo en silencio, esperando que su amante continúe. - ¿Recuerdas lo que me dijiste esta mañana? - Su capitán asintió recordando ese momento. Una de sus manos solto a la niña y la colocó sobre la mejilla del D - Pues lo que aún tengo es a ti y a esta pequeña niña, lo que más amo en este mundo. - Las caricias depositadas en el rostro de su amante fueron respondidas de la misma forma. - Podríamos cuidar de ella, divertirnos, reir, jugar, entrenar y con el tiempo verla convertirse en una gran pirata. - Dijo esto último más como un intento desesperado por convencer al hombre de goma.

   Luffy permaneció en silencio hasta que entendió que Yamato no diría nada más. Sin romper contacto visual lanzó la pregunta más importante de su vida. - ¿Eso es lo que quieres? - La oni asintió en silencio, la suplica se reflejaba en su rostro mientras abrazaba a la pequeña, estaba nerviosa, no sabía que debería hacer a partir de ahora si no lograba convencer a Luffy. - Esta bien. - Dijo simplemente el capitán.

   Los ojos de la oni se abrieron de la sorpresa, un brillo de esperanza, alegría y emoción se reflejaba en su mirada. - ¿Hablas en serio? - Pregunto lentamente, teniendo haber oido mal.

-Dije que esta bien, podemos quedarnos con Ulti como nuestra hija - Declaro el pelinegro con normalidad como si estuviera diciendo la hora. A pesar de esa aparente falta de importancia Yamato sabía que Luffy hablaba completamente en serio, ese era Luffy, no había que entenderlo solo había que quererlo.

   La peliblanca sujeto el rostro de su amante y lo acercó al suyo para depositar un beso en sus labios, lentamente el pequeño se beso se volvió más profundo y apasionado, sin embargo la Oni se obligo a separarse para no despertar a la niña que dormía plácidamente entre ellos; con la respiración agitada y un hilo de saliva que los mantenía unidos ambos se miraron fijamente. -Terminaremos esto después. - Concluyó dejando un ligero beso sobre los labios del pelinegro, mismo que estaba aguantando las ganas de protestar como podía hasta el segundo beso de la oni. Ambos cayeron en los brazos de morfeo mientras abrazaban a Ulti, la familia Monkey D. había comenzado a expandirse.

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La oni se encontraba soñando o mejor dicho, recordando su niñez, antes de que se volviera un infierno, cuando no sabía quien era su padre ni el monstruo que era. El escenario comenzó a tomar forma, la base de onigashima era lo primero que recordaba, el lugar que alguna vez pudo llamar hogar.

La pequeña peliblanca se encontraba corriendo ¿Estaba en peligro? No tiene sentido, no podía parar de reír, de pronto unas grandes manos la sujetaron por los costados y la alzaron en el aire, mientras ella seguía igual de alegré, su cuerpo se elevó un poco más durante un segundo, ahora se encontraba cara a cara con un Oni sonriéndole, su cabello negro y el par de cuernos blancos lo delataban como su padre, sus labios se movían mas no podía entender que estaba diciendo ¿Era algo bueno? ¿Era una broma? Debía ser eso porque había comenzado a reír nuevamente, sus propios brazos se extendían hacia su padre intentando alcanzarlo, su padre comenzó a acercarla para repentinamente alejarla una vez más; la niña continuaba riendo e intentado sujetarse a su padre, tras unos cuantos intentos fallidos él la acerco lo suficiente para que sujetara su rostro, la imagen cambio, ahora se encontraba sobre la cabeza de su padre sujetándose de sus cuernos, se encontraban recorriendo los pasillos de la base, se encontraba en paz, sentía como sus ojitos comenzaban a pesarle y perdía la compostura, su padre la bajo hasta la altura de cuello mientras la sostenía con una mano, podía sentir como el mundo se volvía borroso ¿Estaba despertando? Comenzaba a escuchar voces y sonidos que no concordaban con nada del lugar.

-Yamato. – La voz de su padre se volvió nitida por un momento asemejandose más un susurro. – Te amo. –

Sus ojos terminaron de cerrarse, pero las palabras resonaban en su cabeza, ¿”Te amo”? ¿Hablaba en serio? Fue él quien la condeno a una muerte lenta y agónica, fue él quien la molió a golpes por años, fue él quien la volvió una prisionera en lo que alguna vez fue su hogar, fue él quien le coloco un par de bombas para matarla en caso de que se liberará ¿Cómo pudo decir que la amaba? ¿Fue solamente por que ella sería su nueva arma? ¿O es que a pesar de perder la cordura no había dejado de amarla en todos esos años? Le encantaría poder preguntarle, obtener respuestas, pero lamentablemente era imposible después de todo los muertos no hablan.

   La oni abrió lentamente los ojos observando a las dos personas más importantes de su vida frente a ella, su mano se movió para acariciar el rostro de su... Hija, su niña, su nueva razón para luchar; su mano permanecía en su lugar al igual que su mirada, quería asegurarse que no era un sueño, que no abriría los ojos y despertaría en Onigashima con las esposas de Kairoseki en su muñecas, lentamente ese pensamiento fue enterrado en lo más profundo de su mente mientras pequeñas lágrimas de felicidad recorrían su rostro, finalmente tenía una familia, finalmente tenía a su pareja, finalmente tenía a su hija...

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- "Yamato... Te amo" -

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   Ahí estaba de nuevo, el recuerdo de su padre amándola, cuidando de ella, criandola con amor... Hasta que todo se volvió un infierno, el padre que tanto la amaba la había condenado a morir por no estar de acuerdo con él. La respiración de la peliblanca fue acelerandose conforme pensaba en ello... Ella era la Hija de Kaido, aquel monstruo ¿Ella se convertiría en alguien como él? La idea de que en algún momento se volviera en contra de la pequeña que tenía entre sus brazos la aterraba, nunca se lo perdonaría, preferiría morir antes que hacerle daño. Una mano se poso sobre la suya sacándola de sus pensamientos, su mirada se fijo en el pelinegro que ahora se encontraba despierto y la veía fijamente, era un mirada reconfortante, no necesitaba palabras para expresar sus pensamientos, él futuro rey levantó su mano y la colocó sobre la mejilla de su mujer, acariciandola lentamente, los ojos de la oni comenzaron a lagrimear nuevamente conmovida por su pareja, mientras que el pelinegro limpiaba su rostro, odiaba ver a su futura reina en ese estado.

Ok esta es la primera parte, cuando tenga la segunda actualizaré el capitulo.

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⏰ Última actualización: Dec 27, 2023 ⏰

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