—¿Tengo que recordarte lo que ocurrió en la última fiesta de disfraces?

—No quiero terminar en el calabozo —dice Lara.

—Admítelo, Zack. Nuestro grupo no está preparado para una fiesta de disfraces. No estoy dispuesto a terminar la noche durmiendo los cuatro en una misma cama, sin ropa y vete tú a saber haciendo qué.

—Bien, tendré que decirle a Andrea que no quieres ir porque todavía no la has superado —dice Zack, cuando me levanto del sofá para ir hasta la cocina. Freno mis pasos en seco y me giro, con el morro fruncido. ¿Se ha propuesto hincharme las pelotas?—. La fiesta en su casa. No querrás que... bueno, vayamos Lara y yo solos ¿no? Podría ser peligroso...

—¿Quién es Andrea? —pregunta Lara.

—Su ex —Natalia voltea los ojos.

—Iremos.

—No tenemos disfraz —rebate Natalia.

—Olivia Newton Jonh y Jonh Travolta en Grease —piensa Lara en voz alta. Natalia pone los ojos en blanco. Al ver que no respondemos, se pone de pie y va directa a nuestra habitación—. ¡Chaquetas de cuero negras!

Me meto en el armario y saco dos. Una para mí, otra para Natalia.

—¡Zack, saca el pintalabios rojo de mi bolso! —grita.

Lara hunde la cabeza en el cajón de Natalia y saca unos pantalones de cuero negros.

—No me pienso poner eso —dice Natalia—. ¡Son de hace dos años! ¡No voy a entrar!

Mientras me visto, su amiga se da la vuelta echa una furia y lanza a Natalia contra la cama. Natalia se empieza a reír a carcajadas e intenta escapar, pero no lo consigue, pues con un movimiento rápido la retengo por el tobillo. Lara me guiña un ojo.

—Nos empezamos a entender, cerebro de mosquito.

—¿Puedes dejar de insultarme?

—No. Piensa que... estos insultos son equivalentes a un favor en tu vida. En otro momento necesitarás mi ayuda y... después de el ensañamiento contra tu persona, no me quedará más remedio que ayudarte. Al fin y al cabo mi novia te ha elegido como novio ¿no?

—¡Soltadme! —grita Natalia, dando patadas al aire.

Tras ceder en nuestra insistencia, Natalia está vestida de una forma muy pero que muy sexy de brazos cruzados en el sofá. Parece una niña pequeña. Lara se sienta a su lado y le da un codazo. Zack, mientras tanto, se sirve un chupito de la primera botella de alcohol que pilla.

—Esa botella estaba aquí cuando entré a vivir. No sé cuántos años tendrá...

—El alcohol añejo sabe mejor.

Cuando se va a servir el tercer chupito, le quito la botella y vierto su contenido en el fregadero. El rubio, vestido de ángel, se lleva las manos a la cabeza.

—La fiesta todavía no ha empezado. No te voy a llevar a rastras hasta la casa.

—Yo controlo —asegura, balbuceando.

—No estás acostumbrado a beber, Zack. No controlas. ¡Mirate! —mascullo, en voz baja, para que no me escuchen nuestras novias—. ¡Estás borracho!

—El desamor se cura así, Brooks.

—No estás sufriendo por desamor, deja de decir barbaridades —le digo, chocando su hombro con el mío. Me acerco hasta las chicas y agito las llaves. Ellas se ponen de pie y sin decir nada, Zack sale del apartamento dando un portazo. Lara frunce el ceño, desconcertada—. ¿Qué le pasa?

Nosotros Nunca [YA A LA VENTA]Kde žijí příběhy. Začni objevovat