—Solo sé que ha tenido una discusión con sus padres por teléfono.

—¿Y ya?

—¿Qué quieres saber, Dylan?

—Nada —finalizo diciendo.

El camino en coche es tranquilo. Pongo música bajita y Zack da golpecitos en su pierna siguiendo el ritmo. En la parte trasera van Lara y Natalia, que hablan entre ellas. Sitúo la mirada al frente y pienso en la ínfima posibilidad, pero nunca nula que existe de que las personas que estamos en este coche no seamos quiénes de verdad decimos ser. Echo un vistazo rápido al rubio y a las dos chicas por el espejo retrovisor. Suspiro.

¿Cuánto tiempo llevamos Zack y yo siendo inseparables?

No sé nada de él, de su vida, ni de su pasado. Sé lo justo, todo cuando él me ha querido contar. Ni siquiera sabía que tenía un hermano... y ahora, de él sólo me quedan las mentiras, las miradas sospechosas y los intentos por dejarme mal a toda costa.

—¿Si fuerais una persona diferente a la que decís ser lo diríais?

—Si es parte de un plan de estado o fuera una asesina, no —dice Lara con soltura.

—¿A qué viene esa pregunta, Brooks? ¿Te has despertado inspirado?

—¿Y tú, Wilson? ¿A qué viene tu comportamiento de niñato con uno de tus mejores amigos? ¿Has basado tu personalidad en la del intento de villano del cuento?

—¿Se puede saber qué coño os pasa? Lleváis un tiempo raros.

—Nada —mascullamos a la vez.

—Esto no es una competición —le advierto, sin mirarlo. Espero que las chicas no me hayan escuchado. Sé que él sabe perfectamente lo que he dicho. Por el rabillo del ojo lo veo esbozar una sonrisa. Asiente con la cabeza—. Si quieres que tu relación sea mejor, deja de tratar como una novia a quien no lo es.

Al bajar del coche, Lara y Natalia se agarran del brazo y entran a la fiesta pisando fuerte. Zack se está fumando un cigarro, saca la cajetilla y me tiende uno. Lo acepto y le prendo fuego. Mientras fumamos en silencio, él carraspea.

—Sea lo que sea que quieres decir, dilo ya —le digo.

—No tengo nada con Natalia, si es lo que insinúas. Es mi amiga.

—No la miras como lo haría un amigo. Y lo peor es que ella no se da cuenta, pero Lara sí. Desde el puto mismo momento en el que llegó a Vancouver.

—Dylan, mírame —me pide, con dureza. Lo hago, al mismo tiempo que expulso el humo de un soplido—. Natalia para mí es una persona importante, pero Lara... —aparta la vista y se queda pensativo—, creo que es la mujer que quiero en mi vida.

—¿Crees? —niego con la cabeza—. Afirma tus sentimientos y después, sé sincero con ella. O no solo perderás a Lara, también a Natalia.

—¿A ti te perderé? —inquiere temeroso.

—Deberías empezar a preocuparte más por ti que por el resto. No insinuo que tengas sentimientos confusos hacia Natalia, solo creo y afirmo que no tienes claro quién eres, Zack. Porque... ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿A quién quieres?

Zack no responde. Tiro el cigarro al suelo por la mitad y camino hasta la puerta de la casa. Co el pomo en la mano, me giro y añado:

—Espero que puedas encontrar respuesta a las preguntas antes de que le rompas el corazón a Lara.

☾☾☾⋆☽☽☽

Natalia lleva toda la noche saltando y bailando con su amiga. Les he dejado espacio, lo necesitaban. Me gusta verla así, siendo completamente libre y alocada. Uno de los taburetes que hay distribuidos por el salón es mi lugar desde que hemos llegado. De vez en cuando me levanto y bailo y canto con ellas, pero la cabeza me impide dar todo cuanto me gustaría. Esta casa es una réplica de la de Andrea en Nueva York. Sus padres tienen la suficiente fortuna para haber reproducido cada detalle al milímetro. Todo son recuerdos. Bueno y malos.

Nosotros Nunca [YA A LA VENTA]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz