^^Capitulo VII ^^

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Shark

Los días pasaron, y la presencia de Inés continuaba tejiendo cambios en nuestra relación. Una nebulosa de preguntas y dudas flotaba en el aire, desafiándonos a explorar la complejidad de nuestras emociones.

Una tarde, mientras el sol descendía en el horizonte, decidimos abordar los temas que habíamos evitado. Nos sentamos frente a frente, la tensión palpable en el silencio que nos envolvía.

Beliar: Shark, siento que algo ha cambiado entre nosotros.

Shark: Lo sé, Bel. La llegada de Inés ha traído un viento de incertidumbre.

Beliar: (suspira) No quiero que su presencia amenace lo que hemos construido.

Shark: Yo tampoco. Pero, ¿qué piensas sobre Inés?

Beliar: Es complicado. Siento que hay algo más en su relación conmigo, pero no puedo entenderlo del todo.

Shark: (frunciendo el ceño) ¿Crees que te está ocultando algo?

Beliar: No lo sé, pero necesitamos aclararlo. No puedo permitir que interfiera en nuestra conexión.

Con valentía, decidimos abordar el tema con Inés. La conversación fue intensa, cargada de emociones crudas y verdades incómodas. Inés reveló sus propios dilemas y luchas, desentrañando un tejido de complicidades y desafíos que desconocíamos.

Shark: (reflexivo) Quizás hemos estado asumiendo demasiado, Bel. Tal vez Inés tiene sus propios demonios que enfrentar.

Beliar: (asiente) Sí, pero aún así, no podemos permitir que afecte lo que hemos construido.

A medida que la noche avanzaba, la conversación se volvía más intensa, desentrañando las complejidades de nuestras vidas entrelazadas. Los corazones se abrieron, revelando miedos y anhelos que habíamos mantenido en la penumbra...



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Beliar

Una introspección en los recovecos de la memoria me lleva a recordar mi vida antes de que Shark irrumpiera en ella. Eran días en los que la existencia era un vacío, sin propósito aparente. Vivía por vivir, sumergido en una penumbra de indiferencia hacia el mundo.

Antes de Shark, no había razones que me impulsaran a apreciar la vida. Mi existencia era un conjunto de días monótonos, donde el significado se desvanecía en la rutina. No me importaba nada ni nadie; mi corazón estaba envuelto en un manto de apatía.

Entonces, entró Shark como un destello en la oscuridad. Su sonrisa, sus risas, su forma de ver el mundo desenterraron las emociones que yacían sepultadas en mi interior. Con él, descubrí que la vida podía ser algo más, que cada día albergaba la posibilidad de un nuevo comienzo.

Shark se convirtió en mi ancla, en la luz que disipó la penumbra que rodeaba mi existencia. Cada risa suya era un eco de alegría que resonaba en mi alma, cada gesto suyo un recordatorio de que la vida podía ser hermosa. Con él, aprendí a amar cada pequeño detalle del mundo que antes pasaba desapercibido.

Pero entre nosotros se interpuso Inés, como una sombra que amenazaba con apagar esa luz recién descubierta. Las distancias se formaron, y aunque mi aprecio por Shark seguía siendo inquebrantable, sentía que algo se desvanecía en la penumbra de la incertidumbre.

La presencia de Inés creó grietas en la conexión que habíamos construido con tanto cuidado. Aunque intentaba aferrarme a la luz que Shark representaba, las sombras de la duda y la distancia se proyectaban sobre nosotros.

Shark×BeliarWhere stories live. Discover now