14. Prendas con aroma.

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—Eiji. —Chista exigiendo una explicación—. ¿Por qué mi closet está amontonado entre tus sábanas?

—No está amontonado. —Balbucea—. Es un nido.

—¿Qué?

—¡Qué no está amontonado! —Eiji baja los hombros, se tapa la cara con el antebrazo—. Es mi nido.

—O-Oh. —De repente, tiene sentido—. Es tu nido.

—Sí.

Eiji hizo un nido.

Aunque pasó toda la infancia conviviendo con la casta en los prostíbulos de Dino nunca había podido ver un nido en la vida real, es solo una montonera de ropa acomodada alrededor de la cama, se dice que está destinado para crear un espacio de confort, tal como un cachorro que acumula sus juguetes en el mismo espacio y atesta su cama de huesos, pelotas, cuerdas o cualquier cosa que le traiga, esa metáfora lo hace sonreír, se supone que los omegas construyen nidos con las prendas de su alfa, no cree que eso aplique para Eiji ¿cierto? Es decir, si usó su ropa es porque literalmente no convive con otras personas además de él y eso debe ser triste.

—No lo juzgues. —El nipón se lo ordena con los brazos cruzados y las mejillas infladas—. Carezco de experiencia anidando.

—¿No se supone que lo hacen antes del celo?

—Verdad. —Eiji se rasca la nuca. Una. Otra. Otra vez—. Pero te irás por un tiempo y te extrañaré así que eso es un nido de emergencia, algo que mantenga tus prendas impregnadas con tu aroma hasta que regreses a casa sano y salvo.

—¿Entonces sí elegiste mis prendas a propósito?

—Ash. —El omega alza una ceja totalmente indignado—. ¿Cómo podría equivocarme eligiendo? Son tus feromonas y es tu aroma lo que me tranquiliza, no el de otra persona.

—Oh. —¿Por qué le resulta tan vergonzoso?—. Ya veo. —¿Por qué lo hace feliz algo tan inverosímil?

—¿Quieres entrar?

—¿Qué?

—Dijiste que querías tumbarte un rato y bueno, parece que ya encontraste tu camiseta. —Es cierto lo que dice y efectivamente, su polera blanca sobresalta entre las demás prendas pese a estar limpia.

—¿Puedo? —Es cuidadoso y respetuoso con el tema—. He escuchado que los nidos son íntimos para los omegas. —Qué son para parejas.

—Puedes. —Eiji se encoge sumamente nervioso en la cama, lo nota por cómo se corta su respiración o le tiemblan las manos al momento de abrir espacio en el nido—. Puedes entrar.

Ash no lo cuestiona, solo entra aún si debería haberse negado, ¿cuál es el punto? Se repite una, otra y otra vez que no puede permitirse esto, que está arruinando a Eiji, que lo priva, lo restringe, que ni siquiera le ha expuesto la punta del iceberg de los traumas y que Eiji preferirá saltar del barco apenas comprenda la magnitud de la herida y que él saldrá lastimado por creerle.

Aún con sus 200 puntos de IQ, malditamente aterrorizado de ilusionarse y acabar mucho más herido que con cualquier arma se acuesta en el nido, es pequeño, la cama de Eiji es de una plaza, por lo que sus rodillas chocan, sus piernas se entrelazan y sus rostros quedan tan próximos que puede saborear su aliento en una brizna fantasma sobre los labios, traga duro, no puede respirar por el nudo atorado en su garganta, está temblando y no tiene idea de la razón, le toma tiempo vislumbrar lo significativo que fue para su alfa que Eiji hiciera un nido con sus prendas impregnadas de su aroma, Ash desprecia su naturaleza y la usa para flagelarse, asume que debe descolocarlo que acojan a su casta con afecto.

Taming the lynx [Omegacember 2023].Where stories live. Discover now