Capítulo 1

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Yeonjun

—Parece que necesitas otro trago. —Soobin sonríe ampliamente y le entrega el pequeño vaso. ¿Quién soy yo para negarle al futuro novio?

Vuelvo a coger el vaso de vodka y aprieto los dientes ante el sabor. De todas las opciones alcohólicas que se han creado, el vodka tiene que ser la peor. La gente dice que no tiene olor, pero como gerente de un bar, puedo confirmar que eso es una completa mentira.

—¿Cómo te sientes? —Pregunto alrededor del sabor que persiste en mi lengua—. ¿Esto es todo lo que siempre soñaste y más?

Me dedica una suave sonrisa mientras sus ojos recorren la habitación, y apostaría dinero a que busca a Karina. Malditos novios de instituto. Son ridículos. — Sé que te estás burlando de mí. Habría estado bien con el ayuntamiento, pero sabes que Rina siempre ha tenido su corazón puesto en una gran boda. Me encanta poder darle eso.

Grande es una forma de describirla. Exagerada sería otra. Soobin ha contratado una estación de esquí para el fin de semana, y aunque la boda del domingo va a ser grandiosa, tenemos un montón de eventos preboda planeados.

Así que no es lo mío.

Pero para mi mejor amigo, daré un paso adelante y seré el mejor padrino que podría haber tenido.

Empezando por su despedida de soltero mañana. Que no incluirá strippers.

Me lo han dicho y hecho prometer al menos veinte veces, y ni siquiera por Rina.

Había sido bastante fácil aceptar cuando sólo hay una persona a la que quiero ver desnuda este fin de semana, pero mientras vuelvo a escudriñar la sala, y sigo sin encontrar nada, me pregunto si debería haber organizado strippers después de todo.

Más de ciento cincuenta personas han cruzado la frontera de Canadá para esta boda. Excepto la que he estado esperando para ver.

Que le den. Me he torturado todo el día. He pasado el rango de querer preguntar y he aterrizado directamente en la columna de la necesidad.

Me aclaro la garganta. —Todavía no he visto a tu hermano. —¿Me ha salido bien la voz? Es difícil saberlo cuando me concentro tanto en no delatarme.

—Beomgyu llamó esta mañana y dijo que su vuelo se había retrasado. Espera llegar tarde esta noche, pero no me sorprendería que se fuera a dormir en cuanto llegara.

No, no lo hará.

Mi cuerpo reacciona como siempre lo hace cuando sé que estoy a pocas horas de verlo. Beomgyu y yo tenemos... historia. Una historia increíble que nunca está lejos de mis recuerdos. Sólo con pensar en él me cuesta respirar, porque, aunque me imagino todo un fin de semana de besos robados y sexo alucinante, también me siento aprensivo. Sus visitas terminan demasiado rápido.

—¿De dónde viene esta vez? —pregunto como si no siguiera obsesivamente su blog de viajes.

—Estaba en algún lugar de Tailandia, totalmente fuera de la red, pero voló a Hawái la semana pasada, así que espero que no tenga demasiado jet-lag.

Y espero que esté soltero.

Verlo en Navidad, en una relación, fue una tortura. Ha sucedido algunas veces a lo largo de los años, y esas visitas son los momentos más cargados sexualmente y con bolas azules de mi vida.

—¿Va a traer un acompañante? —pregunto finalmente, seguro de que me estoy pasando de la raya, pero Soo está demasiado distraído para darse cuenta.

—Se lo ofrecí, pero va a venir solo.

El alivio me inunda, aunque no es una confirmación de nada. Podría seguir saliendo con el imbécil de Miguel de las Navidades, aunque no lo triga.

—Oh, Rina está llamando. ¿Estás bien? —pregunta Soobin.

Me rio. —Estaré bien. —Conozco a la mayoría de la gente de aquí de toda la vida. Vivir en un pueblo como Sunbury, donde todo el mundo se conoce, significa que, aparte de su familia extendida, la mayoría de las caras aquí son familiares.

Mientras Soo responde a las señas de Rina, me dirijo de nuevo al bar.

Esta noche se suponía que iba a ser una puesta al día discreta, pero el vestíbulo del complejo está atestado de gente, lo que hace que las enormes ventanas de cristal se empañen no dejando ver con claridad las bonitas vistas. Afuera hace mucho frío, pero aquí empieza a haber humedad, así que me tomo dos Jack con Coca-Cola y salgo.

Tardo unos dos segundos en arrepentirme inmediatamente de mi decisión. El aire nocturno es como un muro de hielo que me roba el aire de los pulmones. Llevo una chaqueta, pero mi abrigo, mi gorro y mi bufanda están dentro. En lugar de volver a refugiarme en el calor, me acerco a la barandilla del balcón, quito la fina capa de nieve y apoyo mis gafas en ella.

Luego inclino la cabeza hacia atrás y contemplo la vista.

El Copa Ski Report está rodeado de enormes montañas blancas que brillan bajo la luz de la luna. Aquí, en este valle, rodeado de nieve brillante, me siento pequeño, y las pocas preocupaciones que suelen pesar sobre mis hombros se desvanecen.

Unos pasos vienen de la izquierda, y miro hacia las escaleras mientras una figura sombría sube corriendo y entra en la luz que inunda el rellano.

Mis palabras tropiezan mientras el corazón se me sube a la garganta. —Beomgyu.

Levanta la vista al oír mi voz y me sorprende, una vez más, lo hermoso que es. Su cabello rubio ondulado barrido por el viento, sus ojos azules son brillantes y sus mejillas están enrojecidas por el frío, pero cada célula de mi cuerpo necesita acercarse.

—Yeonjun. —La palabra es alivio y arrepentimiento y deseo, todo pasando por esos perfectos labios rosados.

Hace que me olvide de pensar.

No compruebo si alguien puede vernos.

No pregunto si todavía tiene novio.

No recuerdo que toda su familia está detrás de esos cristales empañados.

Acorto la distancia entre nosotros y lo beso.

Responde al instante, empujando en mi abrazo mientras yo le acaricio la cara congelada y mi lengua lame el calor húmedo de su boca. Sabe exactamente como lo recuerdo, con un toque de menta y algo dulce. Saber que se ha lavado los dientes y se ha puesto brillo de labios antes de venir aquí no hace más que animarme y, a medida que aumenta mi confianza, lo aprisiono contra el lateral del edificio, sin querer salir a tomar aire.

Behind Your Back (Yeongyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora