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— ¿Es por aquí? — Cuestionó Jihyo al quedarme parado sintiendo algo a la lejanía. —Escuché que lo encontraron en el camino que viene del lago— Respondió Minho en ausencia de mis indicaciones, empezando a ir ellos en aquella dirección, la misma en donde estaba sintiendo aquello tan extraño.

Poco nos íbamos acercando, pasando por la escena de la emboscada previa a mi llegada al pueblo.

—Este es el camino que llevo del pueblo a la capital norte— Minho explicó, queriendo llenar un poco mi vacío entre ellos. —Es la segunda más importante, la capital central es donde está el rey— Se dió la vuelta, queriendo enfatizarme eso aún más.

Parando en seco yo, pero no por el, girando mi cabeza, sintiendo con aun más fuerza aquello que ahora me estaba llamando más explícitemente.

Sin mediar palabras, tampoco es como que pudiera aunque quisiera, mi cuerpo me fue llevando hacia aquello, notando la preocupación sobretodo en la que estaba siendo la guía Jihyo.

Perdí la cuenta del tiempo o pasos, solo sentí a ellos dos a mis espaldas viendo lo mismo que yo, lo que parecía ser una luz encima de una pequeña charca, recordándola bien, siendo de allí donde desperté.

— ¿Será una hada? — Escuché un susurro de Minho. — ¿Y vendrá un dragón después? — Bromeó Jihyo.

Pese a las bromas y poca seriedad de ellos dos, mi cuerpo era atraído a aquello, levantando la mano conforme me iba acercando.

Pese a que mi vista estaba enfocada en la orbe de luz, podía darme cuenta de que aquella charca era negra, pero no era negra por falta de iluminación, era capaz de tragarse incluso la luz de la orbe, sintiendo el peligro y el alivio a la vez, uno por la charca y el otro por la orbe.

Tanto la orbe como yo nos íbamos acercando, aunque cayendo en un punto medio mal planificado, entrando ub pie mio en la charca, a la vez de finalmente tocar el orbe.

Aquel liquido negro y una vez en más facultades, de horrendo olor, empezó a jalar fuerte de mi pierna, con la sensación de una mano desde las profundidades.

Mientras, la orbe había cambiado de forma, siendo de la forma de una espada en la que el mango estaba muy apegado a mi mano, notando que solo la forma había cambiado, el material era el mismo.

La nueva espada estaba jalando hacia arriba, empezando a entrar en pánico cuando sentí otra mano jalando desde la negrura impenetrable de aquello.

Tanto Jihyo como Minho fueron los responsables de no haberme quedado allí para siempre, sacándome con todas sus fuerzas, al punto de que Jihyo rompió la manga de la ropa que llevaba en el brazo qué jaló.

Luego de un merecido respiro y alejarnos lo más rápido posible, llegamos otra vez a aquel camino, recordando más de mis primeras vivencias que podía recordar.

—No volvamos a allí… — Dijo sin aire Jihyo, ambos apoyamos aquello.

— ¿Qué era eso que tomaste? — Preguntó un sin aire también Minho. Empecé a mirar a todos lados, sin ver aquella luz y orbe.

Empecé a recordarla, y el como se empuñó sola en mi mano, sintiendo otra vez esa sensación y materializandose.

Aunque ahora no tenía la misma forma, era más parecida a las espadas de madera de practica que usábamos.

— ¿Antes no brillaba de todos los colores? — Preguntó Jihyo al ver que ahora solo brillaba entre tonos amarillos y blancos.

—También era de otra forma cuando lo estaba empujando— La intentó tomar Minho, quemandolo incluso antes de poder tocarla.

— ¿Está caliente? — Preguntó una más animada Jihyo gracias a su poder con las llamas, acercándose confiada, pero teniendo la misma reacción que Minho, quemándose antes de solo tocarla.

—Yo la siento como el frío del metal— Dije al empezar a moverla un poco. —Prueba con ese árbol— Pidió Jihyo, quizá con curiosidad, quizá solo quería saber si quemaba.

Me acerqué al que ella señaló, poniéndome en posición, tragando saliva, imbuyendo mis brazos en todo el aire que podía reunir, luego soltandolo en la dirección inversa, añadiendo mi propia fuerza, cerrando los ojos instintivamente por miedo al retroceso de golpear un árbol con una espada de metal.

Luego de un segundo abriéndolos otra vez, notando como lo que sea que tenía en las manos había cortado tan limpiamente aquel árbol vivo qud este mismo cayó sobre la base, pareciendo que no hubiera corta quizá.

— ¿No le diste? — Preguntó Jihyo al acercarse y ponerse a ver de cerca. Minho también lo copió.

Jihyo en su mente de aun no creerlo, con su fuerza física empujó el árbol, haciéndolo caer, ahora apreciando los tres los cortes tan limpios de lo que ahora había soltado pero seguía en el aire tal cual lo dejé.

—Esa cosa es peligrosa— Me miró Jihyo, luego mirando ambos hacia la espada flotando en el aire.

Pensando en sí podría moverla de alguna manera, instintivamente mirando otro árbol, luego imaginando como esa espada sola lo podría cortar, dándome cuenta como ya no era mi imaginación, aquella espada había hecho aquello tal cual lo pensé, echándonos todos hacia atrás.

— ¿Puedes desaparecerla? — Ordenó con miedo Minho. Imaginé como desaparecía, siguiendo aquello la orbe o espada.

Kollision - Sana & Tú.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt