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—Dónde... — Sentía mi cuerpo flotando. —Estoy... — Abrí los ojos, viendo un cielo completamente apagado, lloviendo, pero con mis orejas sumergidas, suprimiendo el sonido de las gotas impactando contra el agua en la que estaba.

Cuando por fin mi cuerpo logró recuperar un mínimo de energía, suficiente para salir de aquel líquido, comencé a cojear y caminar entre los ahora notables árboles, sintiendo frío, dolor y cansancio.

Mi cuerpo respondía a sí mismo, mientras mi mente estaba abrumada por todos los estímulos exteriores.

Poco a poco, divisé un sendero... A pesar de la escasa luz de la luna, pude notar a lo lejos un sonido fuerte y persistente.Justo cuando mi cuerpo estaba por ceder, emergí del bosque a un camino claro, siendo aquel sonido el de un caballo tirando de un carruaje.

Antes de que tanto mi cuerpo como mi mente pudieran reaccionar, aquel sonido cesó, mis ojos se cerraron involuntariamente y se oyeron gritos desde varias direcciones.

Sin embargo, a pesar de que mi mente y mis sentidos me instaban a alejarme como pudiera, mi cuerpo se levantó y comenzó a caminar hacia los gritos. Mis ojos se abrieron nuevamente, revelando un enfrentamiento entre dos grupos.A pesar de que mis ojos alternaban entre cerrarse y poder ver, las chispas generadas por el choque de las armas de ambos bandos no solo eran visibles, sino también tangibles.

— ¿Un niño? — Escuché la voz de una mujer. Casi choco con el carruaje. —Quédate aquí — Sentí sus manos apretar mis brazos y moverme, permitiéndome descansar mis piernas pero, en contrapartida, vi cómo aquella mujer que me había salvado se abalanzaba hacia los otros.

—Ese arcángel del pueblo me vendría muy bien ahora… — Un fuerte estruendo resonó, alguien había caído a mi lado. Volteé para ver a un hombre con una profunda herida en el torso.Mis manos, guiadas por el instinto, se dirigieron al cuello del hombre moribundo sin inmutarse ante ello, quizás debido al dolor o la falta del mismo.Algo en mí comenzó a doler y sentirse bien al mismo tiempo, una sensación gradual que culminó cuando, a causa del dolor, caí, mientras el hombre se levantaba de nuevo.

Después de que el efecto del dolor pasara, sentí que podía moverme con casi total naturalidad. Observé mis manos y las llevé a mi propio cuello, experimentando la misma sensación de antes, pero sin el dolor, mejorando aún más mi condición.

— ¡Yoona! — El hombre que se había levantado me llamó. —No habríamos sobrevivido sin ti… — Se dejó caer. —No habría imaginado que el niño de los Seele estaría aquí solo y de noche… — Comenzó a regular su respiración, confiado en la seguridad que las llamas de aquella mujer le proporcionaban.Después de un breve momento de paz, ella volvió a dirigirse a mí.

—Espera un segundo… — Se acercó más. —Tu cabello es negro — Tomó mis mejillas, acercándome y observando mis ojos. —Igual que tus ojos… — Se apartó, extrañada.Comenzó a explorar su propio cuerpo mientras parecía comprender algo. —Eres un arcángel sin duda, habría muerto en este momento y Yoona no tenía maná ni energía hasta hace poco — Miró hacia las llamas aún vivas de la mujer.

—Ven — Se levantó y me ayudó a ponerme de pie. —Cura a nuestros heridos — Ordenó, señalando a los cuerpos heridos por igual. Solo curé a los que él indicó.—De entre todos los pueblos… — La voz de la mujer volvió. —En la ciudad supuestamente más segura, nos atacan — Parecía haber eliminado todo lo que supusiera un mínimo peligro, ahora enfocándose en mí.

—No estoy muy familiarizado con estas cuestiones celestiales o de leyendas, pero ¿los arcángeles no eran rubios de ojos azules? — El hombre le preguntó a la mujer. Ella asintió.Me señaló, encendiendo su espada y apuntándome con ella.

—Su cabello es negro — El hombre volvió a señalar. — ¿Los Seele no eran los padres del arcángel del pueblo? — Preguntó. —Debemos llevarlo con ellos — Apagó las llamas y guardó el arma que antes había usado para hervir el agua de lluvia.—Nos salvó la vida, no podemos dejarlo aquí — Dijo la mujer. —Eunhyuk — Vi cómo el hombre me ofrecía su mano. Volteé para mirar a la mujer de nuevo.Ella se agachó y unió mi mano con la de él. —Tiene, como máximo, ocho años — Ambos se miraron.

Antes de movernos de allí, señalé el cuello de la mujer y ella se inclinó, buscando algo mal. —Creo que está tratando de decirte que te agaches y dejes que te cure de nuevo — Señaló el hombre.Ella obedeció.

— ¿Los arcángeles no podían curar a una persona una vez cada cierto tiempo? — Preguntó otro que se acercó.La mujer los miró pensativa, desenvainando su espada y cortándose levemente el brazo.—Ya me curó antes, veamos qué sucede ahora — Les dijo, procediendo a poner ambas manos en su cuello. Experimenté un poco de dolor nuevamente, pero una gran sensación de bienestar.
























Hasta a mí me sorprende escribir/publicar esta historia, pero creo que para las personas que me leen, y el hecho de que soy el mismo que metió angeles y el cielo en 180 grados, y en camino de meter cosas de Cthulhu en Nubes, no creo que esto sea raro de mi persona.

En si, está historia la había pensado ajena a un fanfic, por lo que los personajes no suelen tener el mínimo de personalidad de sus personas reales, sin más, espero que esta historia sea del agrado de la mayoría.

Lo mas probable es que de gustar un poco, sea de las más largas que escriba.

Kollision - Sana & Tú.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα