ㅤ ㅤ ➥ 𝖫𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗅 𝘁𝗶𝗲𝗺𝗽𝗼
𝗌𝖾 𝗅𝗅𝖾𝗏𝗈́ 〔 🐾 〕
── ; Cuando los cachorros se vieron frente a lo que parecía ser el comienzo de sus problemas, ninguno supo manejarlo. Especialmente sin un humano q...
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—¡Feliz cumpleaños! —escuchó aquel vívido recuerdo una vez más, sintiendo una sonrisa esbozarse en su rostro.
Una sonriente cockapoo, un labrador chocolate, y un tembloroso dálmata habían planeado despertar al menor de la familia con un pequeño pastel casero y regalos por montón.
Mientras Zuma y Skye entonaban una alegre canción de cumpleaños Marshall se dedicaba a documentar el momento. Rubble se sentía feliz; habían pasado dos años desde la desaparición de su líder, quien se había extraviado sólo unas semanas antes del cumpleaños del bulldog. Sus hermanos mayores, claro, hacían todo los posible para hacer feliz al pequeño durante todo el mes, con tal de que no recordase aquello.
Aquella noche habían acordado estar todos juntos, por lo que mientras jugaban y veían caricaturas, esperaban a que Rocky y Chase llegaran al cuartel.
Pero pasó una hora, luego dos, luego tres... Y no había ninguna señal. Esto, claro, no habría sido importante, de no ser porque Chase ya había estado ausente en las dos ocasiones anteriores. Había prometido estar ahí esta vez.
Como si por milagro fuera, justo cuando Rubble comenzaba a perder la esperanza una silueta apareció. Una sonrisa de oreja a oreja se esbozó en el rostro del bulldog en cuanto vió a aquel can de raza mixta acercarse a él con los brazos abiertos.
—¡Rocky! ¡Si viniste! —con ilusión, se lanzó a los brazos del mayor quien respondió a su abrazo con dificultad.
—Claro que si, campeón, ¿cómo podría perderme tu cumpleaños? —rió—. Perdóname, estaba intentando conseguirte ésto.
Dijo, levantando la bolsa que había dejado en el suelo apenas unos segundos antes. De ésta sacó un peluche de Súper Apolo, y rápidamente el más pequeño lo envolvió con fuerza en sus brazos, comenzando a dar saltitos.
